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Shirley Elizabeth Morales. Así fue reconocida en 1995 tras su nacimiento una ciudadana paraguaya que fue dada en adopción por su madre, cuando tenía dos años. Era de escasos recursos y tenía varios hijos, por lo que optó por cederla a una pareja de estadounidenses, Shimon y Rochelle Klein, para darle una vida mejor. Y no se equivocó.
Hoy, con el nombre cambiado a Ilana Sara Klein, y con 22 años (mañana 1 de junio cumple 23) acaba de recibirse de psicóloga en Nueva Jersey, y ahora estudia para el doctorado en dicha área. Su padre la describe como una hermosa y sobresaliente chica, que además es una excelente cantante, según dice a los medios y es traducido a través de un intérprete. Agradeció además a la madre la posibilidad de poder adoptarla.
La joven llegó a nuestro país días atrás en compañía de su padre para encontrar a su progenitora, de quien no tenía más coordenadas que su nombre y la ciudad donde residía. Se trata de Silvia Morales (48), quien vive entre Luque y San Lorenzo. Es así que se emprendió la búsqueda de la mujer, quien al ser contactada acudió inmediatamente al encuentro de su hija, a la que tuvo que dar por motivos económicos y a la que creyó nunca más volvería a ver. “Es como si fuera que renací en la vida porque no esperaba que llegara este momento, siempre pedía por ella. Gracias a estas personas le volví a ver. Me sorprendió el contacto”, expresó.
El emotivo reencuentro se produjo en el Departamento de Identificaciones en la tarde de este jueves. El comisario Saturnino Villalba, jefe de dicho departamento de la Policía Nacional, sostuvo que luego de la llegada de estas personas buscando a la mujer, se inició una investigación interna que afortunadamente tuvo un final feliz. “Había muchas Silvia Morales pero por fortuna hemos llegado a la indicada. El encuentro fue muy emotivo”, indicó.
El padre de la joven comentó además que la misma tiene otra hermana adoptada de 19 años, proveniente de Hungría.
Ilana, que al igual que su padre no hablan en castellano, manifestó que estuvo soñando con este momento durante toda su vida. Ofició de traductor Mario Aquevedo, un funcionario de la Justicia Electoral.