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Con una zapatilla en mano y golpeando su curul, la diputada Kattya González emitió un colérico discurso en el que cuestionó la moral de sus colegas, diciendo, entre otras cosas, que la Cámara Baja se ha convertido en un “carruaje insolente, en una olla a presión que apesta”, señaló.
La parlamentaria se molestó porque otros diputados, como Manuel Trinidad y Carlos Portillo, se antepusieron a su turno de hablar en la lista de oradores, aún cuando ella se había anotado con antelación para hacer uso de la palabra.
Evidentemente ofuscada, González dijo que así como a ella nunca la respetan, hoy iba a exigir que la respeten, y continuó disparando que los partidos políticos “se convirtieron en guarida para forajidos, en asociaciones ilícitas para delinquir y proteger delincuentes”, aseveró.
Lamentó que los parlamentarios, en lugar de ser representantes, se han convertido “en una estafa a la ciudadanía, que paga con sus impuestos el funcionamiento de esta Cámara”, repudió.
A la par que Kattya hablaba, algunos diputados emitían silbidos y abucheos, y rápidamente se hizo sentir la molestia de los colorados por todo lo que la opositora decía. Ella, por su parte, les respondió que podrían “silbar todo lo que quisieran”, pero que ella no callaría y que la sesión “terminaría con su descargo”.
Posteriormente pidió al presidente de la Cámara Baja extensión de su tiempo de hablar, “así como les fue dado a Portillo y a Manuel Trinidad”, dijo molesta.
“Voy a continuar con mi descargo y no me harán callar. Ustedes hoy me van a respetar a mí”, seguía diciendo ella y, conforme avanzaba la llamada de atención y careo de la legisladora, los colorados comenzaron a abandonar la sala ofendidos, dejando la sesión sin quorum. Así, el presidente de la Cámara, Miguel Cuevas, la interrumpió para decirle que se levantaba la sesión por falta de quorum.
Otra de las molestias expresadas por Kattya fue el hecho de que cada lunes mantienen una reunión de la mesa directiva, sin embargo, luego no se cumple ninguno de los puntos hablados en esta cita y diputados “con mayor peso” sacan de sorpresa otros temas a tratar, que nunca se habían planeado en la mesa directiva.