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La longeva mujer acostumbra levantarse temprano, es lúcida y todos los días lee los periódicos para informarse. Ella fue enfermera de la Guerra del Chaco y docente jubilada del Colegio Nacional de Enseñanza Media Diversificada local y del Instituto de Formación Docente de esta ciudad, donde cumplía la tarea de jefa de archivo.
Doña Silfide recuerda con perfección cada etapa de su vida. Dijo que estuvo casada con Teófilo Espínola, quien murió hace mucho tiempo. Tuvieron una hija, Gladys María Espínola Meyer, quien hace años falleció en un accidente ferroviario en el Chaco, a los 26 años.
Como enfermera de la Guerra del Chaco, recuerda que formaba parte del grupo que cuidaba a los heridos en la contienda, cuyo campamento se encontraba en las inmediaciones del Cerro Hû, en esta comunidad. Los heridos llegaban en el sitio a bordo de trenes, del entonces Ferrocarril Central “Pte. Carlos Antonio López”, dijo.
El papá de Doña Silfide era un trabajador ferroviario de origen alemán (Juan Emilio Meyer), quien murió a los 99 años. Su madre, Emiliana Sanguina de Meyer, murió a los 100 años.
La anciana vive sobre la calle Coronel Bogado y Humaita, detrás del Poder Judicial local, en el barrio Submarino, de esta capital departamental.
Recuerda además que en su niñez se alimentaba con leche de cabra, que posiblemente le da larga vida y mucha fuerza, comentó. El expresidente de Petropar, ingeniero Juan Alberto González Meyer, es sobrino de la longeva mujer.
Martina Torres es la persona que se encarga del cuidado de doña Silfide.