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Rogelio Livieres figura en el Anuario Vaticano y en la página web de la Conferencia Episcopal de Paraguay (CEP) como “obispo emérito” de Ciudad del Este, a pesar a haber sido separado del cargo sin contemplación por el papa Francisco. El mismo sirvió por diez años como pontífice en dicha diócesis, desde 2004 hasta 2014, y aún no contaba con edad para la jubilación, según un informe de El País.
Días después de su fallecimiento registrado el 14 de agosto pasado en el hospital Austral, situado a 50 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, resurgieron rumores revestidos de motivos sobre su destitución. Semanas atrás, el arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, lo visitó en su lecho de enfermo y dijo: “Le manifestamos nuestra satisfacción porque volvió a la comunión de la Iglesia”.
Sobre el caso, el Vaticano argumentó “serias razonas pastorales” y hablo de “así convenir a la Iglesia de Paraguay” (sic). Luego, tras el nombramiento de un sucesor, el obispo del Este por escrito solicitó a la comunidad que acepte a su reemplazante nombrado por Roma. Empero, consideró la decisión como infundada y arbitraria agregando que “el Papa tendrá que dar cuentas a Dios, ya que a mí no”.
Entre mentidos y desmentidos, el jesuita Federico Lombardi (portavoz del Vaticano), tuvo que mediar en las disputas. “La salida del obispo no es resultado de un caso de abuso sexual”, haciendo referencia a la protección brindada por Livieres al cura Carlos Urrugoity, su vicario general, acusado de pederastia pero no procesado, cual fue primer enfoque de la prensa sobre su deposición.
Lombardi argumentó que su separación fue por razones de serios problemas atribuidos al mal manejo al frente de la diócesis, la educación del clero y las relaciones con otros obispos. Al no entrar en detalles, lo único que hizo el vocero del Vaticano fue echar más leña al fuego, momento que Livieres aprovechó diciendo que su despido obedecía a un caso de persecución ideológica.
El extinto obispo arremetió varias veces contra los discursos de Francisco sobre la homosexualidad y la familia. En nuestro país permanecía enfrentado con los obispos por diferencias sobre la educación de seminaristas, en cuanto a moralidad. Así también, se mostró contrario a la candidatura de Fernando Lugo en las elecciones de 2012, a las cuales se presentó y ganó.
Una arista desde la cual vendría su contrariedad al Papa es que Livieres era miembro relevante del Opus Dei, condición por la cual fue hecho obispo por Juan Pablo II y nunca oculto su antipatía hacia Francisco. El cruce entre el Sumo Pontífice y el obituario se debería a un combate entre jesuitas y Opus, según maledicencias publicadas en sitios de la red.