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Ayer se confirmaba la decisión del papa Francisco de destituir al obispo Rogelio Livieres Plano de la Diócesis de Ciudad del Este, luego de haber enviado en el mes de julio a dos altos representantes del Vaticano para que realicen una intervención, tras múltiples denuncias. Esta es la primera vez que un obispo paraguayo es destituido por la cabeza de la Iglesia católica, ya que el mismo no quiso renunciar como le habían propuesto en principio. Sin embargo, hubo otros casos polémicos de obispos paraguayos que tuvieron que renunciar. Son cinco los más emblemáticos (ver infografía).
Se recuerda el caso de Demetrio Aquino, exobispo de Caacupé. Renunció en 1994, luego de que saltaran acusaciones sobre malversación de fondos de la diócesis y por ser afín a la dictadura de Alfredo Stroessner.
Jorge Liveres Banks, exobispo de Encarnación y tío de Livieres Plano, es otro de los casos más resaltantes. El sacerdote acumuló múltiples denuncias por abuso sexual a menores, que inclusive llegaron a los estrados judiciales. Renunció en 2003 y se alejó del ojo público. Reapareció en medio del escándalo que involucró a su sobrino, a quien pidió ofrecer disculpas para solucionar los problemas.
Óscar Páez Garcete fue obispo de Ciudad del Este hasta que se denunció que el mismo había violado sus votos de castidad y había mantenido relaciones sentimentales con mujeres de la zona. También le cuestionaron el manejo financiero de la Universidad Católica del Este. Renunció en el año 2000.
Otro caso es el de Fernando Lugo, quien renunció en 2005 para incursionar en la política. Quien fuera presidente de la República de 2008 a 2012 también fue cuestionado por otros religiosos y feligreses católicos por haber mantenido relaciones sentimentales durante su sacerdocio y por no reconocer a sus hijos.
Finalmente, tenemos a monseñor Claudio Silvero, a quien se lo puede ver hasta ahora en el templo La Encarnación, donde se desempeña como obispo auxiliar. El religioso renunció en 1998 luego de haber sufrido un grave accidente en que se golpeó la cabeza. Sus condiciones de salud no lo habilitaban para estar al frente de una diócesis y tener poder de decisión.
En el caso de Livieres Plano, los motivos son varios. Resaltan el manejo desprolijo en el Seminario Interdiocesano, donde los sacerdotes son consagrados con cuatro años de estudio (cuando en el Seminario Mayor se exige un mínimo de seis años); la protección y férrea defensa del sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, denunciado por diversos casos de abusos contra menores de edad y el uso discrecional de recursos transferidos por la Itaipú Binacional para obras sociales. Estos fueron algunos de los motivos que llevaron al Vaticano a disponer la visita apostólica.
Livieres Plano también tuvo enfrentamientos con laicos organizados, que incluso llegaron a estrados judiciales. Acusó, igualmente, a los obispos del Paraguay de ser afines a la teología de la liberación y, finalmente, tuvo un entredicho con el arzobispo de Asunción, monseñor Pastor Cuquejo, a quien tildó de “homosexual” y le negó las disculpas.