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No todo es simplemente bullicio comercial en el Mercado 4. En medio de esa vorágine de compra venta, regateo, ganancias y pérdidas, en la lucha diaria por llevarse el pan diario a la mesa, se mueve también una diversidad cultural, que nos manifiesta, a través de las voces paraguayos, peruanos, chinos, y bolivianos que conviven en aquel centro comercial, que la riqueza lingüística de América Latina sigue tan viva como en sus mejores tiempos.
En medio de esa multiculturalidad de idiomas que se confunden en los pasillos del populoso mercado, podemos distinguir las lenguas del altiplano, como el aimara y el quechua, además, por supuesto, del siempre vigente y tan nuestro idioma guaraní.
Todos se pueden oír entremezclados en una peculiar sinfonía, e incluso en muchas ocasiones sirven de estrategia comercial, al momento de decidir a qué precio se pueden ofrecer las mercaderías.
En América Latina existen 522 pueblos originarios que hablan al menos 420 lenguas distintas, muchas de ellas en peligro de extinción, según el atlas sociolingüístico de Unicef, que ubica al quechua como la lengua más hablada de América, por encima del guaraní.
Y estas no solo sobreviven en su geografía de origen, sino en quienes la transportan como bien cultural, y la difunden en lugares insospechados, como el Mercado 4.