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Si bien se nota una leve mejoría en cuanto al color y los olores que despide el lago que baña con sus orillas a San Bernardino y otros veinte pueblos –estudios demuestran que actualmente se tiene 226.000 por mililitro, a diferencia de las 1.600.000 iniciales- el contraste a simple vista evidencia que prácticamente sigue igual.
Autoridades ambientales y de la ciudad veraniega aseguran que las imágenes captadas del lago –que alguna vez fuera azul- durante la temporada pasada estereotiparon negativamente la imagen de la ciudad.
Sin embargo las imágenes están a la vista.
Incluso el intendente local, Ramón Zubizarreta, admitía en una entrevista concedida a ABC Color, que la reducción de la presencia de cianobacterias se debe no precisamente al accionar humano, sino que al “puro trabajo de la naturaleza”.
Zubizarreta añadió que los índices siguen siendo muy altos, puesto que equivalen a cantidades diez veces mayores a las máximas aceptables.
Ante esta prolongada situación, días atrás pobladores de San Bernardino exigían la rápida solución de la contaminación que aqueja a dicho cauce hídrico.
Fue a través de una marcha que inició a orillas del río y siguió por varias calles de la ciudad. Los manifestantes pidieron incluso la declaración de emergencia por parte del Estado.