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Para la fiscala Teresa Martínez, quien dirige la unidad especializada en crímenes de este tipo, la trata de personas a nivel interno tiene “cara de niño”, a juzgar por la cantidad de víctimas ya sea del trabajo infantil doméstico o directamente la explotación con fines sexuales. Según los registros de la Unidad, al menos un 60% de todos los casos detectados a nivel interno corresponde a niños y adolescentes.
Martínez citó como agravante el hecho de que estas formas de crimen son vistas “como prácticas socialmente admitidas y los responsables no sienten que estén violando las normas, a pesar que sea una situación totalmente violatoria de los derechos humanos”, expresó la agente del Ministerio Público.
Además de la cifra anteriormente mencionada, existe un alto subregistro, es decir, aquellos casos no denunciados formalmente. Según la Organización de las Naciones Unidas, por cada caso detectado existen al menos 20 que no lo son, "por eso buscamos romper ese silencio y proponer un modelo de intervención interinstitucional mas allá de lo estrictamente penal; sin duda, lo más complicado es coordinar acciones”.
Consultada acerca de los lugares de mayor captación de víctimas, el diagnóstico coloca en primer lugar al departamento de Caaguazú con su capital Coronel Oviedo, seguido de Alto Paraná con su capital departamental Ciudad del Este y los distritos de Hernandarias y Presidente Franco, seguidos de Itapúa con su capital Encarnación y el distrito de San Roque González.
El listado también incluye a gran parte del departamento Central, donde la captación se produce en los denominados cinturones de pobreza y generalmente viene como consecuencia de factores conexos como la violencia de género, la falta de oportunidades de empleo y otros. En otro momento, señaló que la mayor parte de las víctimas de trata internacional son mayores de edad, “quienes no se sienten en tal condición, sino más bien lo ven como una forma de ayudar a sus respectivas familias que no encuentran en su país”, apuntó.