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El Buen Pastor se encuentra sobre Choferes del Chaco y Mariscal López de Asunción; externamente, es custodiado por policías de la comisaría 6ª metropolitana e internamente por guardiacárceles, tanto mujeres como varones.
La entrada es pequeña, aunque vigilada por varios guardias; se pasa por un detector de metales y luego se accede a un sitio, donde las miradas se confunden entre resignación y esperanza. Algunas pasan sus días realizando actividades, mientras que otras se limitan a tomar tereré bajo la sombra del árbol.
En la prisión del Buen Pastor, hasta finales de noviembre pasado había 429 reclusas, pese a que su capacidad es para solo 200 mujeres. En las celdas y pabellones, es muy notorio el hacinamiento.
Las mujeres tapan con sábanas y toallas las celdas, a fin de tener algo de intimidad, pero dentro de esos sitios están todas apretadas. Algo digno de destacar es que la mayoría de ellas se esfuerza por mantener limpios los pasillos y baños.
Muchas de las reclusas aprovechan el día y la noche para confeccionar ropas, toallas, vestidos y varios tipos de ropas, para ganarse dignamente el pan de cada día. Incluso, cuentan con un taller con las máquinas correspondientes.
La cárcel del Buen Pastor tiene sectores bien definidos; uno de ellos es el de máxima seguridad, donde si bien existen reclusas procesadas o condenadas por secuestros, asaltos u homicidios, la convivencia es pacífica y sin ningún tipo de inconveniente.
En otro lugar de la cárcel están las más revoltosas, que son aquellas que tienen un comportamiento un tanto difícil. Una celda sucia, húmeda y oscura, con un resto de colchón, sirve para que pasen algunos allí días las presas de peor comportamiento.
Luego hay un pabellón con camas marineras amontonadas, donde prácticamente no existe lugar para caminar. Cuenta con un aire acondicionado tipo split descompuesto y con varios ventiladores de techo, pero igualmente el lugar es muy caluroso.
El pabellón con camas marineras anteriormente era un salón auditorio, pero con el crecimiento de la población carcelaria tuvo que ser destinado a las reclusas.
Las madres con sus hijos también tienen su sector, en donde existe un ambiente de alegría, con la decoración de personajes en las paredes. Cuenta con aire acondicionado y amplio espacio.
Las mamás solo pueden tener a sus hijos hasta los tres años de edad y luego tienen que ser separados, por disposición interna de la cárcel.
En los patios y pasillos existen mujeres que venden sus comidas, aunque el sitio cuenta con su propio comedor. También hay una peluquería atendida por una mujer condenada por estafa, así como una biblioteca
El respeto y la limpieza son las bases de convivencia en la cárcel del Buen Pastor, comentó a ABC Color la directora Norma Bogarín, quien a cada paso que daba al momento de la visita de este diario era saludada y requerida por las internas.
Lo malo de la cárcel es que las cañerías ya están saturadas, las paredes están peladas y las internas reclaman el abandono de sus abogados y familiares.
Las reclusas claman por colchones para poder descansar bien, pero la directora explicó que en reiteradas ocasiones ya recibieron este artículo, pero que luego fueron vendidos por las propias internas.
Otro caso curioso es el de Cesárea, una mujer de 86 años, conocida como la abuelita de la cárcel, quien hace años cumplió su condena pero se niega a dejar la cárcel.
Hace años, Cesárea fue llevada una noche al departamento de Misiones, pero a la mañana siguiente estaba frente al Buen Pastor, rogando que la dejen entrar. Pasa los días sentada y dando consejos a las más jóvenes.
Ninguna de las reclusas habló sobre sus casos, solo piden estudiar o trabajar, así como que sus causas tengan un corte definitivo en la cárcel.