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Al parecer con el “Nuevo Rumbo”, las viejas prácticas no cambiaron. Esto quedó en evidencia una vez más durante el acto proselitista realizado por el oficialismo este sábado en un campo a las afueras de la ciudad de Coronel Oviedo.
No faltaron las irregularidades de siempre. Una vez más se vieron varios vehículos estatales que fueron utilizados para llevar a varias personas a la concentración partidaria. Se pudo observar, por ejemplo, un móvil de la Itaipú Binacional y otro de una dependencia del Ministerio de Salud Pública, entre varios más. De hecho, semanas atrás se revelaba que en la Binacional se colectan mensualmente unos G. 180 millones para la ANR.
Lo grave del caso es que esto está prohibido por ley, particularmente por la ley 704/95, que establece en su artículo sexto lo siguiente: “A partir de la promulgación de la presente Ley se prohíbe el uso y tenencia de vehículos del sector público para fines particulares ajenos a su función específica”.
A pesar de ello, los vehículos estatales siguen apareciendo en actividades políticas partidarias, incluso aún cuando los mismos políticos prometen dejar de lado las viejas prácticas.
De hecho, la concentración durante la que se presentó la candidatura del diputado Pedro Alliana a la presidencia de la Junta de Gobierno de la ANR estuvo marcada por muchas cuestiones características de eventos de este tipo cuando de colorados se habla. Los discursos del candidato y del presidente de la República, Horacio Cartes, giraron en torno a halagos a los propios y críticas a los opositores.
No faltaron las alabanzas al “glorioso Partido Colorado” y las promesas de unidad después de las internas de julio próximo, todo para que “nunca más caiga la bandera del General Bernardino Caballero del Palacio de López”, según dijo Alliana quien consideró que su agrupación política es fundamental para el sustento de la existencia de un gobierno.
En su discurso, Cartes, repitió mucho de la que ya dijo en ocasiones anteriores y aseguró una vez más que no cedería ante las críticas, para luego atacar también al grupo de senadores colorados opositores que decidieron dejar de apoyar varios proyectos que presentó el Ejecutivo.
Tampoco faltaron los hurreros. El presidente tuvo que parar varias veces su discurso porque desde la multitud se alzaba alguna voz para realizar una alocución breve que terminaba con el “Hip, Hip..hurra” o “¡Viva el Partido Colorado! ¡Viva!”.
Lo que una vez más se pudo evidenciar fue también la presencia masiva de autoridades, ministros, parlamentarios, gobernadores e intendentes. Tampoco faltaron cuestionadas figuras como la diputada Cristina Villalba, supuesta protectora de narcos en la zona de Canindeyú.