Cargando...
“Las relaciones con el Líbano son excelentes. Es una decisión que tomó el Ejecutivo. Desde luego que han aparecido algunos comentarios. Ningún embajador paraguayo, esté donde esté, puede tener ningún tipo de visión con las cuestiones internas de un país. Ya llegó su término, su plazo”, dijo Loizaga este miércoles en conferencia de prensa que fue recogida por ABC Color.
Khalil fue destituido el pasado 28 de diciembre, aunque el decreto recién fue publicado ayer, martes. “Se dio por terminadas las funciones del embajador en el Líbano y desde luego era hora, tenía tiempo de estar allí. Tenía otra visión con respecto a nuestro relacionamiento con el Líbano. El Gobierno libanés retiró su embajador acá, todavía no acreditó a nadie acá. Esa es una cuestión normal”, detalló el canciller Loizaga.
Khalil llegó a ser embajador paraguayo en 2010, durante el gobierno de Fernando Lugo, mediante un pacto entre el Unace, los luguistas y los opositores, en ese entonces los colorados. Dicho pacto permitió, además, que en el Senado se modifique un artículo de la Ley 4.053/10 del Servicio Diplomático y Consular, para que extranjeros naturalizados como paraguayos puedan ser diplomáticos, pues la norma entonces solo permitía a los nacidos paraguayos ocupar dicho cargo. Esto había generado una polémica muy grande en su momento dentro del Congreso.
Khalil es un empresario de la Triple Frontera que se destacó por tener amigos influyentes en el Paraguay. Llegó a la embajada de la mano de Lino Oviedo. Posteriormente, durante el gobierno de Federico Franco (2012-2013), se mostró muy afín al mandatario y al entonces ministro de Obras Públicas, el hoy imputado Salyn Buzarquis (PLRA). Khalil consiguió continuar en el cargo durante el gobierno del presidente Horacio Cartes.
En 2015, Hassan invitó al presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Velázquez (ANR), a un viaje al Líbano, donde se tomaron fotografías a bordo de un lujoso yate, junto con otras personas. Un año después, se supo que uno de los que aparecían en la imagen era el empresario Walid Amine Sweid, señalado por EE.UU. como financista de Hizbulah. Amine es una de las personas implicadas en un sistema de lavado de US$ 1.200 millones, que en parte se había realizado a través de varios bancos paraguayos de plaza.