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El juez de Paz de Piribebuy Arnulfo Losanto fue quien firmó una orden de restricción contra Petrona Linares, de 75 años de edad, a fin de que esta ya no ingrese ni se aproxime siquiera a la vivienda donde se encontraba residiendo junto con su hermana, Gladys Beatriz Linares, y la hija de esta.
En contacto con radio ABC Cardinal, el hombre argumentó que ni siquiera sabía que se trataba de una mujer de avanzada edad ni de su estado de vulnerabilidad, antes de emitir una medida de esa naturaleza. “No sabía que era una abuelita”, manifestó.
Comentó que fue la sobrina de la anciana quien se presentó ante el Juzgado de Paz a su cargo y denunció a su tía por supuestos maltratos a su madre, Gladys Linares. “Quería una solución para eso y como primera medida entonces le citamos para una audiencia preliminar y (ordenamos) una prohibición de acercamiento a la señora”, explicó.
En otro momento, trató de trasladar responsabilidades a los policías que ejecutaron su orden. “Por lo visto, los policías no entendieron y no informaron que es una persona de avanzada edad, con diagnóstico médico”, apuntó.
Se defendió insistiendo en que suspendió la orden al percatarse de que se trataba de una mujer de 75 años y comprobarse inclusive que tenía afecciones mentales que requerían tratamiento y acompañamiento familiar. “Al ver que es una persona vulnerable, en seguida dejamos sin efecto y todo quedó en su estado natural”, refirió.
Al señalársele su actitud, al no interiorizarse del estado y la situación de la persona a ser afectada por su medida, el juez de Paz explicó que “cuando se presenta una denuncia, se toma una medida provisoria y se convoca a una audiecia”. Finalmente, reconoció que debía informarse mejor antes de decidir sobre el caso.
Agentes de la Comisaría de Piribebuy confirmaron hoy que debieron darle asilo en la sede policial, debido a que la misma quedó desamparada luego de la orden del juez de Paz. Comentó, sin embargo, que actualmente la mujer está con paradero desconocido, ya que la misma se retiró de la dependencia aparentemente con rumbo a la Terminal de Ómnibus. “La anciana tiene problemas mentales y era costumbre suya ir a la terminal todas las mañanas, incluso después de ingresar a la jefatura”, refirió.