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Felipe Escurra Rodríguez, de 40 años de edad, más conocido como Barón Escurra, fue liberado silenciosamente gracias a una orden firmada el sábado 2 de setiembre por el juez Leongino Benítez Caballero, de Capitán Bado.
En diálogo con ABC Cardinal, el magistrado alegó que su decisión se basó en las pruebas que obraban en la causa. Argumentó desconocer que el ahora liberado es considerado el mayor proveedor de marihuana a Brasil y que está acusado en el país vecino, con orden de captura por narcotráfico y lavado de dinero.
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Al ser cuestionado sobre por qué no pidió informes antes de liberarlo, se excusó diciendo que el Ministerio Público debe encargarse de eso. “Yo no soy parte, es la Fiscalía la que debe hacer eso”, pese a que también él tiene esa atribución.
Sobre la ausencia del Ministerio Público durante la audiencia de revisión de medidas, dijo que “no reviste mucha importancia (…) porque se suele llevar a cabo la revisión sin la presencia de los fiscales”. Aseguró que el fiscal fue notificado, pero dijo desconocer quién recibió el aviso.
Al ser consultado sobre si pondera el peligro de fuga, considerando que se encuentra en la frontera y sus antecedentes, dijo estar confiado en que acudirá cuando se requiera su presencia para las otras tres causas que quedan pendientes. “Yo creo que va a estar. Conozco a esa gente que vive en una colonia a cinco kilómetros de Capitán Bado”.
Según informaciones provenientes del submundo del narcotráfico en Capitán Bado, la liberación del narco fue posible gracias a fuertes “incentivos” en dólares.
El jefe narco fue capturado por la Senad el 19 de agosto del año pasado en su estancia de la colonia Cristino Potrero, a 10 kilómetros del centro de Capitán Bado. El capo y sus cuatro guardaespaldas recibieron a balazos a la comitiva. Aquel procedimiento fue dirigido por el fiscal Samuel Valdez, quien una semana después, llamativamente, fue removido de la unidad antidrogas.
Según admitieron ayer algunas autoridades de Amambay, en la frontera corre el rumor de que Barón Escurra afirmó que seguía firme en su intención de matar al corresponsal de ABC Color Cándido Figueredo Ruiz, plan que había sido descubierto hace cinco años por policías que integran el Grupo de Actuación Especial de Represión al Crimen Organizado (GAECO), de Brasil.