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“Pilatos hoy sigue viviendo en toda una estructura que no busca la justicia, que no busca la verdad, sino simplemente condenar a los inocentes a cambio de dinero”, había mencionado el Monseñor Edmundo Valenzuela en su homilía del domingo 29 de marzo pasado.
Al respecto, la Asociación de Jueces del Paraguay menciona en un comunicado que emitieron que la crítica es constructiva cuando contempla tanto lo censurable como lo elogiable, a fin de lograr un justo balance que permita ver cuáles son los aciertos alcanzados por quienes se esfuerzan en silencio, y diariamente, por la evolución de las instituciones; como también los errores y desaciertos que deben ser superados.
Consideran que las palabras pronunciadas por el arzobispo de Asunción, Monseñor Edmundo Valenzuela, en su homilía llevada a cabo en la Catedral Metropolitana en fecha 29 de marzo de 2015, en ocasión de la misa del Domingo de Ramos, si bien fueron dirigidas ciertamente a señalar críticamente cuáles son las debilidades y las deudas que tenemos pendientes tanto a nivel institucional como social, “olvidaron, lastimosamente, mencionar a quienes sí se encuentran comprometidos con la verdad y con el bien, mediante un ejercicio honesto y diligente de las funciones que le fueron encomendadas”.
Señalan al arzobispo como representante de la Iglesia Católica que en el Poder Judicial existen magistrados que sí se encuentran comprometidos con la búsqueda de la verdad, no solamente mediante la aplicación irrestricta de la ley interpretada a la luz del principio de justicia en los casos concretos, sino mediante la incardinación de los valores propios de la magistratura tanto en sus vidas públicas, como privadas.
“Así como el arzobispo habló de la justicia, nosotros también debemos hablar de ella, a fin de decir lo que lastimosamente no se dijo, separando así el trigo de la paja, y demostrando que no mañana, sino hoy y ahora mismo, existen en el Poder Judicial personas que diariamente ponen lo mejor de sus esfuerzos intelectuales y morales para brindar un mejor servicio de justicia, y que, lejos de lavarse las manos y de condenar inocentes, como dijo el arzobispo, velan justamente para que las garantías constitucionales de todas las personas permanezcan incólumes”.
Mencionan que la crítica constructiva debe ser una constante en nuestra sociedad democrática, que los errores de las instituciones deben ser señalados, ya que como órganos humanos son eminentemente perfectibles, pero también y en el mismo tren, “que no se formulen generalizaciones injustas que apunten a señalar a todos los integrantes de la institución criticada como autores de acciones u omisiones que resulten en los defectos señalados”, indica el comunicado.