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Los obispos del Paraguay que participan de su asamblea en el Seminario Metropolitano presidieron el inicio de la Cuaresma con la imposición de la ceniza durante la misa que compartieron con la feligresía en la Catedral Metropolitana.
El celebrante principal, monseñor Juan Bautista Gavilán, obispo de Coronel Oviedo, pidió a los presentes vivir intensamente este tiempo de preparación para la Semana Santa. Su prédica invitó a practicar la caridad con el semejante, el arrepentimiento y la oración para participar de la resurrección de Cristo.
“Es tan significativo lo que dice el Ápostol Pablo en esta carta diciéndonos que para todos desde el bautismo somos embajadores del Señor. Que somos los que estamos representando al Señor en nuestra casa y en todas las circunstancias y escenarios de nuestra vida. Pero quién de nosotros vamos a decir que somos dignos embajadores del Señor? Por eso nos hace tan bien este inicio de la Cuaresma, para caminar y enseñarnos por lo que nos sugiere, nos orienta la Iglesia por el camino de la purificación, del arrepentimiento. Esta imposición de la ceniza no es un rito más, sino nos indica el inicio de un itinerario cuaresmal, un itinerario de nuestra pascua. El Señor nos invita a una verdadera conversión”, sostuvo.
Mucha gente participó de la celebración y, sobre todo, del momento de la imposición de la ceniza, que es uno de los ritos tradicionales de la Cuaresma.
La Iglesia establece hoy, al igual que el Viernes Santo, como días de ayuno y abstinencia.
El ayuno consiste en ingerir una sola comida “fuerte” al día, mientras que la abstinencia en general se populariza por "no comer carne".
Con el Miércoles de Ceniza comienzan los 40 días de preparación para la Pascua. La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.
El papa Francisco también dirigió un mensaje con motivo de este tiempo litúrgico. “La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna”, dice su mensaje.