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Ellos, desde la cancha y ellas, desde la celda que ocupan en el pabellón de la izquierda. Están alojados 1374 presos, de los cuales 65 son mujeres, dos, con sus hijos.
“Para evitar suicidios, conflictos y hechos de violencia en esta época del año, se reforzó la seguridad. Hacemos lo humanamente posible para que la vida de los internos sea llevadera”, explicó el director del penal, Carlos Fretes, quien asumió el cargo hace poco más de 30 días.
Llamó la atención el embeleso de una veintena de hombres hacia el pabellón de las mujeres. “Es que la privación de libertad conlleva una serie de consecuencias. La pérdida de la libre circulación es un impacto emocional y social muy severo por el cambio involuntario abrupto de hábitos, contexto, gente, pérdida de intimidad”, explicó el capellán Carlos Ruiz Díaz.
Supone la pérdida de nexos familiares a corto, mediano o largo plazo, así como una posible pérdida de rol sexual, deterioro de su identidad y otros factores psicológicos, incluidos la percepción y la autoestima”, manifestó.