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A las intensas precipitaciones de estos días, se suma la acción de los arroceros, que aumenta la presión del líquido sobre la vía de salida de los habitantes del Ñeembucú.
Existe el temor de que la Ruta 4, que actualmente se encuentra en excelente estado, pueda sufrir daños que puedan marcar un retorno a épocas pasadas. Consultado sobre este momento crítico, el ingeniero Francisco Griñó, responsable de la empresa T&C, que se encarga del mantenimiento de la vía asfaltada, explicó que se trata de lluvias atípicas por su intensidad y por la apertura de embalses por parte de productores de arroz de la zona.
Resaltó que en varias oportunidades habían advertido al MOPC de la necesidad de instalar más alcantarillas en el trayecto, considerando que las actuales son insuficientes para el normal escurrimiento de las aguas en un departamento que se caracteriza por sus humedales.
Recordó que el pedido de la incorporación de más alcantarillas lo habían realizado hace más de un año, sin que las autoridades de entonces del ministerio autoricen esta necesaria ampliación. Lamentó que el diseño original de la ruta tuviera defectos en lo que respecta al drenaje de las aguas, afirmando que esta deficiencia impacta negativamente por el efecto dique que genera, afectando así a varios distritos de Ñeembucú.