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Benítez Ojeda, sindicado como el autor del mortal disparo, fue imputado por homicidio doloso y se dispuso su prisión preventiva, posiblemente en la Penitenciaría de Emboscada debido a la clausura por hacinamiento en Tacumbú, mientras que Tomás Blanco fue imputado por el hecho punible de Violación de la Ley de Armas y recibió medidas alternativas a la prisión.
Una de las primeras diligencias encargadas es la extracción de la bala del cuerpo de Mauricio Alejandro y el pedido a la Policía Nacional para la realización de una pericia que determine la trayectoria del proyectil.
Los últimos datos recabados demuestran que no fue la madre de Mauricio, sino su hermana la que reportó la desaparición del automóvil “por favor, traé mi auto y a mi hermano”, habían sido el encargo según detalló la fiscala del caso, María Teresa Ruiz Díaz.
De acuerdo a su interpretación el disparo no pudo haber sido accidental ni hubo motivo para hacerlo, pues el automóvil ya había detenido la marcha y los ocupantes no estaban armados, es decir, nunca estuvieron en riesgo de muerte. Además los custodios no están autorizados a salir armados de sus bases.