Impune rapiña en reserva

ALTO VERA, Itapúa. El 70 por ciento de los grandes árboles de una reserva biológica ubicada en la zona de reserva forestal de la cordillera del San Rafael fue rapiñado en los dos últimos años por traficantes de madera que operan con total impunidad.

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El 70 por ciento de los grandes árboles de una reserva biológica ubicada en la zona de reserva forestal de la cordillera del San Rafael fue rapiñado en los dos últimos años por traficantes de madera que operan con total impunidad, denunciaron técnicos de la organización ambientalista Guyra Paraguay, que administra la estación biológica “Kanguery”, ubicada en dicha zona. En las últimas semanas fueron talados cinco grandes árboles de yvyrapyta (canafisto), de unos 150 años de antigüedad.

Para los conservacionistas esto constituye una verdadera catástrofe, una tragedia, porque el daño en términos de pérdida de biodiversidad es incalculable, sostuvo Daniel Espínola, coordinador del centro biológico Kangüery, ubicado en pleno corazón de la reserva forestal.

En la cordillera del San Rafael quedan los últimos remanentes del gran Bosque Atlántico Alto Paraná (BAAPA). Los estudios realizados permiten confirmar que es el lugar donde se aloja el mayor número de especies de aves del Paraguay, y es un centro de descanso de numerosas aves migratorias.

Esta reserva biológica no solo es una de las más importantes del Paraguay, sino del mundo entero, y por la inconsciencia de la gente y la desidia de las autoridades estamos destruyendo, y estamos privando a las generaciones futuras de una riqueza biológica que una vez perdida ya no se recupera, advirtió.

Según dijo, tuvieron conocimiento del hecho mediante un aviso que les hicieron técnicos de la organización ambientalista Procosara, ubicada también en la zona de reserva del San Rafael. Mediante una patrulla aérea (emplean un avión ultraliviano) pudieron detectar los puntos donde cortaron los árboles. Nos dieron las coordenadas, y fuimos a constatar con gran angustia que cinco añosos árboles, de casi seis metros de altura, fueron cortados, refirió.

Los traficantes tumban los árboles y realizan los cortes en tablones en el mismo lugar, para facilitar la salida desde el bosque. Utilizan bueyes y carros para sacar los tablones hasta sitios desde donde llevar a los centros de compra.

Operan con total impunidad. Cruzan el río Tebicuary hacia la ciudad de Lima (departamento de Caazapá) mediante una balsa, y transportan la madera sin que ninguna autoridad les pare. De este negocio participa mucha gente, de las comunidades que viven en las inmediaciones de la reserva. Hay complicidad de mucha gente, incluso de la policía, se quejó.

Los traficantes utilizan motosierras para cortar los rollos en tablones, y en la tarea desperdician mucha madera, por las condiciones de precariedad en que operan.

La organización Guyra Paraguay posee en la zona de reserva un predio de unas 3.900 hectáreas de bosque y pastizales naturales, y un centro biológico y de observación de aves a donde vienen científicos ornitólogos y aficionados de todo el mundo a realizar investigaciones o simplemente avistaje de aves.

La extensión hace que sea prácticamente imposible que controlemos todo, somos apenas tres técnicos destacados en la estación, y los traficantes operan con total impunidad y la complicidad de mucha gente. A nosotros no nos queda más que denunciar, no somos autoridad de aplicación, no podemos intervenir. Sabemos quiénes se dedican, pero no los podemos sorprender porque controlan nuestros movimientos, y saben cuando hay controles y cuando no, se lamentó.

Espínola señaló, no obstante, que “todavía estamos a tiempo de hacer algo para evitar que esta reserva de biodiversidad se pierda. Para ello necesitamos que todos nos involucremos, la comunidad en general, el gobierno, las instituciones del Estado, sus organismos de aplicación de la ley”.

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