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Los fiscalizadores de la Secretaría del Ambiente (Seam) Julio Marecos y Jorge Rolón, acompañados por varios guardaparques de la reserva forestal Caazapá, realizaron una verificación en la zona de la compañía Cantina Cue, jurisdicción de Tava-í, donde sorprendieron a dos personas en el límite del parque preparándose para entrar al bosque con intención de talar los árboles.
Los desconocidos corrieron al bosque, abandonando todos los elementos que tenían para trabajar tales como motosierras, machetes, comida y una motocicleta.
A unos cincuenta metros del lugar fue encontrada una planchada con 10 rollos de gran porte de guatambu, peterevy y cedro, además de 60 postes de alecrín para alambrado, 65 tablones de 2 x 10 pulgadas de ancho y 2,20 metros de largo de la especie peterevy y 11 tablones de 2 x 10 pulgadas de ancho de 2,20 metros de largo pero de cedro.
Igualmente, fueron encontradas vigas de 10 x 5 pulgadas, que tenían cinco metros de largo, de la especie yvyrapyta, y cinco tirantes de 2 x 5 pulgadas por tres metros de largo. Todo el cargamento fue inutilizado mediante la quema o corte con motosierra. En el lugar fueron encontradas huellas de vehículos grandes, lo que significa que en el lugar hace tiempo se estuvo trabajando.
Julio Marecos señaló que los elementos incautados del lugar, como la motosierra, herramientas varias y la motocicleta, fueron remitidos a la oficina central de la Seam.
La situación del parque nacional Caazapá es alarmante, con tala ilegal de madera en las 16.000 hectáreas, y es evidente la complicidad de los guardaparques, mientras que los mismos alegan que no pueden luchar contra el flagelo por faltas de equipamientos como vehículos, combustibles y otros elementos. El jefe de los guarparques es Mario Martínez.
Los fiscalizadores de la Seam posteriormente realizaron la intervención de un aserradero ilegal que se encuentra a unos cinco kilómetros del área de la reserva, en la compañía San Carlos, jurisdicción de San Juan Nepomuceno, que pertenece a Augusto Molinas, quien no estaba en el momento de la fiscalización. La industria no cuenta con licencia ambiental para operar y tenía madera aserrada con motosierra, lo que es muy llamativo y, según Julio Marecos, fueron aserradas en el parque.
Un encargado de la planta industrial admitió que los rollos son traídos hasta el aserradero por los carreros quienes diariamente cortan un árbol en la reserva para vender en San Carlos. En dicha localidad hay como cincuenta carros alzaprimas, según los datos proveídos por lugareños.