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El joven, que no tiene más de 30 años, se encuentra acostado en el acceso a un edificio ubicado sobre la calle Saturio Ríos casi ruta Mcal. Estigarribia, frente a un local de venta de electrodomésticos. Lo encontramos con una de sus manos sujeta al enrejado, mientras la gente anda de prisa, ultimando detalles laborales y personales, por fin de año.
Desde hace tiempo, más de un año, él y tres indigentes más, cada uno por su lado, vagan por las calles de la ciudad. Ya forman parte del “paisaje urbano”. Duermen en la veredas de comercios, haga frío o calor, y aunque llueva; mientras que otros suelen estar por las inmediaciones de la Plaza Marcelina Insfrán.
Muchos vecinos y comerciantes suelen proveerle de alimentos y agua. Algunos son alcohólicos y ya padecen enfermedades mentales, a consecuencia de la vida que llevan, mientras que otros al parecer ya sufren hace tiempo algún desorden.
Lo concreto es que ninguna autoridad ni municipal, del Ministerio de Salud Pública ni fiscal se ocupa de ésta problemática, ateniendo que se cuenta con una dependencia encargada de atender la salud mental de las personas en el MSP. La Policía Nacional es la única que suele recogerlos en el invierno, para resguardarlos de las bajas temperaturas.
Viven a su suerte, y poco a poco van desapareciendo, ya que antes eran cerca de 10. Mueren en el anonimato y sin que nadie nunca haya hecho nada por estos seres humanos, que a lo mejor tienen algún familiar.
El extitular de la Comisaría 1ra. Central, Silvio Cantero, manifestó que en la zona de Curuguaty, donde también estuvo como jefe, éste tipo de personas enfermas abundaban. No obstante, por orden fiscal se ordenaba retirarlos de las calles y brindarles el cuidado y tratamiento necesario.
“Allá el fiscal Rachid siempre buscaba solución, pero por acá la gente tiene que morir primero para que el Ministerio Publico actúe, y desde luego a lo mejor no es su responsabilidad, pero al menos por humanidad pueden hacer”, dijo preocupado por la situación.