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Su precaria vía de acceso limita toda posibilidad de encarar algún proyecto sustentable que explote el turismo, a pesar del atractivo que representa por ser uno de los principales escenarios de la Guerra del 70.
Con las imponentes Ruinas del Templo San Carlos, el Cuartel del Mariscal López, las trincheras y los Museos que permiten rememorar uno de los episodios más sangrientos de la defensa contra los agresores de la Argentina, Brasil y Uruguay.
La naturaleza también es generosa con este lugar, que está ubicado en la ribera del río Paraguay y suma la belleza de los esteros que caracterizan al departamento. Lamentablemente, a pesar del gran valor que dan a este distrito los historiadores y su permanente mención en los discursos “patrióticos” de las autoridades, políticos, militares, etc., a Humaitá le siguen dando la espalda a la hora de rescatar a su población del aislamiento.
Es vergonzoso observar que a pesar de los recursos que disponen el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, la Gobernación de Ñeembucú, la municipalidad y la Entidad Binacional Yacyretá, ninguna de estas instituciones se ocupe siquiera de los rústicos puentes de madera que siguen “adornando” la vía de acceso a la zona más gloriosa del territorio paraguayo.
La desidia para atender genera desazón y echa por tierra el esfuerzo que realizan los gestores culturales de la comunidad, que con gran voluntad tratan de hacer comprender a las autoridades de la necesidad de valorar este lugar histórico.
La ausencia del Estado hace que los jóvenes migren masivamente y se multipliquen las taperas en la zona, fruto del gran éxodo de la población en edad de trabajar. Para los que deciden quedar a resistir en el distrito, las opciones son escasas. Muchos de los que siguen en el lugar se ven obligados a incorporarse a actividades ilícitas, siendo explotados por los capos que manejan los “negocios de frontera”.
Igualmente, la histórica ruina del Templo San Carlos Borromeo sigue esperando que alguna autoridad se haga cargo de los trabajos necesarios para dotarla de seguridad ante los embates del río, que según anuncios de la SEN podría volver a la carga en los próximos meses. Hace varios meses autoridades comunales y vecinos del distrito habían manifestado su alarma por el inminente derrumbe de la barranca a escasos metros del emblemático edificio.