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Este año se hará énfasis en “La enfermedad renal crónica y la vejez”, debido a que, a nivel global, la mitad del grupo de la tercera edad, específicamente mayores de 75 años, poseen algún grado de enfermedad renal.
Las enfermedades que afectan a los riñones, a su vez, aumentan el riesgo de ataques cardíacos (infartos) y accidentes cerebrovasculares, como los derrames.
Cuando el daño renal se agudiza desencadena una insuficiencia renal, condición en que el paciente requiere de diálisis o trasplante renal.
El Instituto Nacional de Nefrología afirma que, después de los 40 años, el filtrado glomerular (función del riñón) empieza a decaer 1% por año.
A los 65 años es normal que la función renal sea 25% menor que la de un adulto joven. Los cambios que se producen en los riñones son normales, así como el que tiene lugar en todos los órganos y sistemas del cuerpo.
El mecanismo natural de la sed que protege al organismo de la deshidratación no funciona perfectamente en la vejez, por lo que es fundamental beber abundante líquido regularmente, sin esperar a tener sed.
Otras recomendaciones para mantener saludables los riñones: moderar el consumo de sal al igual que el de azúcar, controlar la ingesta de grasas de origen animal, realizar actividad física periódica y moderada, así como chequear el nivel de presión arterial y de azúcar.
Además de las personas de tercera edad, preocupa la prevalencia de afecciones renales en niños, de acuerdo a un informe reciente del Hospital de Clínicas.
Solamente en 2013, el Departamento de Nefrología Pediátrica del hospital atendió 750 casos de niños con patologías renales, pero este año esa cifra aumentó. En lo que va del año ya se han realizado unas 300 consultas.
Este año, la cifra de nuevas consultas por casos de patologías renales aumentó de forma alarmante, ya que son en promedio 35 ó 40 consultas por semana.