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En el contexto de la semana actual, en que se produjo la expulsión del liberal llanista Dionisio Amarilla del Senado, el diputado Édgar Acosta (PLRA, efrainista) reconoció que el corporativismo existe en la Cámara Baja y que, mientras no exista suficiente presión ciudadana, los legisladores siempre buscarán “ganar tiempo” para llevar adelante los procesos de pérdida de investidura de los diputados que tienen procesos ante la Justicia.
“Así pasó con José María Ibañez (ex diputado expulsado). Intentamos, pero no juntamos los votos, hasta que finalmente por la presión ciudadana tuvo que renunciar. Coincido en que hay como una protección en Diputados”, indicó Acosta.
Para el liberal, lo ideal hubiese sido en su momento que ellos hubieran sacado a Ibáñez con votos, “habiendo causales que demostraban que su conducta no condecía con lo legalmente establecido”.
No obstante, Acosta tiene esperanzas de que lo que está sucediendo en el Senado “acelere el pulso y que se reglamente una ley de pérdida de investidura”. Pidió también diferenciar bien “los casos que ameriten el uso indebido y los procesos normales”.
Resaltó que no tiene ningún inconveniente en firmar la expulsión de sus propios correligionarios, y que una vez incluso ya lo hizo con Carlos Portillo. “Compartimos bancas muy cercanas, nos cruzamos día a día, pero siempre les digo que no soy responsable de los actos de ustedes. No es una cuestión personal, es una cuestión de saneamiento. Está Tomás Rivas también y el mismo presidente Miguel Cuevas”, afirmó.
Para Édgar Acosta, hablando mal y pronto, el argumento de la falta de reglamentación para la pérdida de investidura es algo que se ha dicho “como una excusa”.
“Siguiendo la línea de los senadores, si aprobamos las modificaciones quedaría en 41 votos para el quorum necesario. Una vez que se cierre el ciclo ya no tendría por qué no haber motivos para tratar lo que está pendiente en cuanto a las expulsiones de colegas”, enfatizó Acosta.
Añadió que si en su momento se estableció que cuando se tengan 41 votos, no tendría por qué volver a analizarse el tema. “Eso ya quedó como una cuestión pendiente y ya figura como una decisión de la Cámara”, puntualizó.
Señaló en otro momento que lograr votos en ambas Cámaras para decisiones como estas siempre “depende de la coyuntura de la presión. Si no hay presión, nadie se apura. No digo que sea correcto, pero el corporativismo es normal. Si no se presiona, buscan ganar tiempo” , reconoció.
Lamentó que muchos de sus colegas “todavía no entienden que los tiempos cambiaron. La ciudadanía está más atenta”.