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El religioso destaca, en conversación con ABC Color, la labor de los voluntarios y el apoyo de organizaciones para la celebración de la fiesta mariana con la intención de atender mejor a los peregrinos, tanto en su desplazamiento en la Basílica y su entorno como en las tareas de asistencia. Lo mismo pasa con la confesión, bendición y muchas otras celebraciones para que el promesero pueda encontrarse con Dios durante su peregrinación.
Son cinco los movimientos que participan activamente: Legión de María, Movimiento Familiar Cristiano, Movimiento Cursillo de Cristiandad, Renovación Carismática y Schoenstatt.
Los integrantes no solo se ocupan de los fieles para ingresar al Santuario principal, sino también a la capilla de la planta inferior donde se encuentra una réplica de la Virgen de Caacupé. Este lugar está habilitado para todos los peregrinos de 19:00 a las 00:00 y sobre todo ayuda a que las personas de edad que no pueden subir escalones.
También está el equipo de Misericordia que atiende a penitentes y sacerdotes confesores para que la gente pueda reconciliarse con Dios. Está el grupo de hospitalidad para conducir y acompañar a los peregrinos para llegar hasta el altar definitivo donde está la imagen original de la Virgen de Caacupé. Ese equipo los acompaña de manera ordenada durante toda la celebración.
En el coro permanente hay 70 personas de distintos lugares y también están los otros coros en los demás horarios. Se reciben muchas peregrinaciones de las diversas parroquias donde llega cada sacerdote con sus equipos.
Se diversifica la labor de los servidores para atender mejor en cada rincón. Aprovechó para invitar para que se acerquen, no solo los caacupeños, sino también personas de otras diócesis. En el coro hay gente que no es de la zona. En el equipo de liturgia también vienen de otros lugares y necesitamos cada vez más servidores. Para que haya un buen ambiente, agradable para la oración.
El cura dijo que el equipo de jóvenes servidores se compone de 300 integrantes, pero contabilizando los otros grupos distribuidos por áreas fácilmente llega a 650 personas, no solo jóvenes, sino también adultos y personas de edad.
En cuanto a los vendedores se ha implementado un plan de reordenamiento en el que rige la prohibición de ingresar a la zona sacra ofreciendo productos para la venta. Además utilizan chalecos identificatorios. Es una tarea conjunta con la Municipalidad de Caacupé.
“Muchos entienden y saben exactamente hasta dónde pueden ingresar, pero lastimosamente en estos días se acercan también personas que no son vendedores permanentes y no tienen chalecos. Vienen como un peregrino más, traen sus mochilas y de repente sacan los productos para la venta en zonas restringidas. Con este inconveniente nos encontramos todavía, pero creo que con la colaboración y ayuda de la Municipalidad se puede lograr que se convierta en un lugar de oración. No estamos en contra de los vendedores, sabemos que necesitan y quieren aprovechar la ocasión, pero solamente pedimos respetar el lugar sagrado, el sitio de oración y que también tengan un sector digno para trabajar en buenas condiciones”, se explaya Godoy.
Varios vendedores se quejaron de que sus productos fueron requisados por la Policía, que les prometió entregar una vez pasadas las fiestas. Sin embargo, esta situación perjudica a los trabajadores informales que traen los productos a consignación para su venta.
El padre Godoy prometió intermediar para la devolución de estos productos, con la condición de que no ingresen a la zona prohibida.
En cuanto al monto que requiere la organización de la festividad dijo que el resultado se conocería en un mes aproximadamente. Sin embargo, precisó que cada año la cifra aumenta porque la celebración se expande y crece más.
“El costo de vida es más elevado y por los equipos que tenemos y la logística que se requiere, así como los servidores que son voluntarios y a quienes tenemos que ofrecer comida, los montos aumentan”.
El requerimiento económico para la festividad se cubre “de la generosidad de nuestra gente. Realmente la gente colabora, deja en la alcancía, en la colecta y también hay personas que se acercan hasta la Secretaría con su donación. Es impresionante cómo la Virgen ayuda para que su casa se pueda mantener, lo que no es fácil”.
El padre Godoy ejemplifica que construir la Basílica ha requerido un monto impensable y que así también, por ser tan grande, tiene un altísimo costo de mantenimiento, que obviamente se cubre con la generosidad de los fieles y devotos de la Virgencita de Caacupé.