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Guillermo Ehreke señaló que gran parte de las mercaderías que no pueden llegar a su destino corresponden al rubro de granos y, en otros casos, minerales. El principal riesgo tiene que ver con la soja, atendiendo a que “las embarcaciones no están herméticamente cerradas, por lo que podrían humedecerse y echarse a perder. Además, cuando se humedecen pueden llegar a generar combustión, cuando está almacenada en espacios cerrados sin el tratamiento correspondiente”, detalló el dirigente a ABC Color.
En cuanto a las pérdidas económicas que implica la inactividad de las embarcaciones, el directivo aclaró que de momento no se puede hablar de cifras, debido a que tiene que considerarse el tiempo que lleva detenido un barco; no obstante, aclaró que para un barco fluvial el costo diario de inactividad asciende a US$ 15.000, en tanto que una embarcación marítima la cifra trepa hasta los US$ 40.000. Por otro lado, señaló que si bien la Cancillería Nacional está a conocimiento de la situación, difícilmente podrá intervenir por tratarse de un conflicto interno entre gremios sindicales y el gobierno del país vecino. “Para que puedan hacer algo tienen que reunirse con sus pares de la Argentina y eso no está fácil”, reconoció.
Al mismo tiempo, aclaró que el personal a bordo no reporta inconveniente alguno y está con todas las comodidades posibles. Recalcó además que están en comunicación constante con ellos. En total, hay más de 100 barcos marítimos y unos 40 convoyes fluviales amarrados a la espera de ingresar a puerto para cargar, en el caso de los marítimos, o a descargar, en el caso de los fluviales. La huelga que ya lleva unos 22 días es impulsada por gremios de aceiteras, portuarios entre otros por un aumento salarial de un 36%, mientras que el gobierno argentino mantiene una postura de no avalar subas de más de 27%. Alrededor de 300 barcazas con bandera paraguaya se encuentran varadas en la zona del conflicto sin poder moverse.