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Orlando Castillo, director del Servicio Nacional de Atención al Adolescente Infractor (Senaai), explicó que hubo una confusión en torno a los números sobre la fuga registrada esta madrugada en el Centro Educativo de Itauguá, también conocido como Panchito López.
Inicialmente se informó que eran 42 los internos que lograron fugarse, de los cuales 19 fueron recapturados. Posteriormente, esta mañana, el comisario Juan Ferreira, de la comisaría 21ª Central de Mboi’y, señaló que fueron 37 los reclusos que escaparon, de los cuales 20 fueron detenidos nuevamente. En contacto con Canal 100, Castillo salió al paso de estas informaciones y señaló que en realidad fueron 22 los menores fugados, de los cuales cinco ya fueron recapturados y está pendiente la ubicación y captura de otros 17.
Con respecto al motivo de la disparidad en las cifras manejadas por cada institución, mencionó que aparentemente el comisario “se confundió”, ya que al momento del operativo de seguridad tras la fuga se colocaron en fila para el conteo tanto de los recapturados como de los ocupantes del mismo pabellón pero que no lograron salir del recinto. “Se confundió cuando la gente estaba contando (a los internos) debajo del tinglado del centro educativo; había chicos que se escaparon y chicos que no lo hicieron”, refirió.
Sobre la peligrosidad de los fugados, el funcionario indicó que “no es tan así como vendió el comisario”, quien había señalado que se trata de los más peligrosos del lugar. “Sí tienen delitos como hurto y robo agravado dentro de esos pabellones”, manifestó. Los fugados tienen entre 15 y 17 años de edad. Con respecto a la edad en general de los internos del lugar, el funcionario explicó que el correccional alberga a personas desde los 14 hasta -teóricamente- los 17 años. Aclaró que hay reclusos que tienen hasta 22 años, que permanecen en el sitio por su "buena conducta".
Sobre la versión del comisario Ferreira, quien señaló que los internos accedieron a la llave central de conexión eléctrica para dejar a oscuras el centro educativo para luego iniciar el escape, Castillo aclaró que en realidad el servicio se corta automáticamente cuando alguno de los internos toca el cerco eléctrico.
Indicó que se trata de un procedimiento de seguridad instalado a fin de evitar muertes. “Cuando saltan el vallado y tocan el cable de media tensión que alimenta todo, baja la llave general, de manera a que no podamos tener algún fallecido”, refirió. En este último caso, uno de los reclusos sufrió una descarga eléctrica durante el escape, según explicó. Justamente uno de los recapturados fue esta persona, quien quedó tirada en el piso.