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Poco tiempo después de que se conociera la noticia del asesinato de Pablo Medina, corresponsal de ABC Color en Curuguaty, periodistas del diario iniciaron de manera espontánea una marcha pacífica hasta la Comandancia de la Policía para exigir justicia. A la medida de fuerza se fueron adhiriendo de a poco profesionales de diferentes medios.
La protesta recorría de manera pacífica las calles del microcentro de Asunción, sin otras armas más que micrófonos, bolígrafos, cámaras y celulares. Aún así, mostrando una celeridad poco habitual, la Policía montó un enorme operativo de seguridad a manera de respuesta.
Efectivos de la Unidad Antimotines y hasta un carro hidrante se ubicaron en las cercanías de la Comandancia de la Policía mientras los periodistas exigían que el comandante diera la cara. Los agentes policiales impidieron que la marcha siguiera su camino rumbo al Palacio de López.
También en las adyacencias de la sede de la Fiscalía ubicada sobre Nuestra Señora de la Asunción se montó un enorme acompañamiento policial, como si se tratara de una turba violenta cuando en realidad se trataba de un grupo de periodistas exigiendo justicia.