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La mujer paraguaya, única y guerrera, enfrenta diariamente una lucha para sacar adelante a su familia. Muchas mujeres salen a tempranas horas del día de sus casas y vuelven a altas horas de la noche buscando sacar adelante a sus hijos, porque son varias las que deben hacer el papel de mamá y papá al mismo para que en la casa no falte nada.
Con una fuerza inimaginable y a pesar del cansancio por haber estado toda la jornada fuera de la casa, al llegar no duerme sin antes dejar todo ordenado y listo para el día siguiente. Para la mujer paraguaya no existe el “no puedo”, “no tengo” o el “no me sale”, por esto es admirada por su gran valentía y fortaleza en nuestra región y en el mundo entero.
El reconocimiento a las paraguayas es tal que incluso el propio papa Francisco, desde que fue elegido como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y hasta su visita a Paraguay, registrada en julio de 2015, manifestó que “la mujer paraguaya es la más gloriosa de América”.
El sufrimiento la ha marcado desde la colonización, pues era utilizada como una “moneda de cambio” por los nativos hace más de 450 años. Esta situación parece no haber desaparecido, porque la violencia contra la mujer sigue en la sociedad marcada por la cultura del machismo, como ocurre en Paraguay.
El feminicidio es un término que volvió a ganar protagonismo tras el crimen de Cinthia Escobar, ocurrido en Villa Hayes. El vocablo no está tipificado como hecho punible en el Código Penal Paraguayo; por ello, para darle un marco de legalidad, se le denomina como homicidio doloso en el ámbito de la Ley 1.600/00, “Contra la violencia doméstica”, en este caso hacia el sexo femenino.
En un trabajo estadístico del Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana del Ministerio del Interior se constató que de 2011 a 2015, se registraron 86 asesinatos de mujeres (siempre dentro de lo que es la ley de violencia doméstica), de los cuales 66 fueron de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, que representa el 76% del total.
Por esto, y teniendo en cuenta el sufrimiento y los cuerpos de mujeres como Cinthia Escobar y Carolina Marín -ambas asesinadas este año-, la sociedad debe movilizarse para exigir políticas públicas que combatan de raíz la violencia contra las mujeres.
Además de la violencia doméstica, la mujer paraguaya se enfrenta a otro enemigo: el cáncer de mama. Según la Cámara de Compañías de Investigación Farmacéutica (Capacinfar), el mayor índice de mortalidad en mujeres se registra en Paraguay.
Datos del Programa Nacional de Cáncer (Pronac) indican que los tumores malignos constituyen la principal causa de muerte en mujeres mayores de hasta 70 años, principalmente desde los 30. El índice de mortalidad por cáncer de mama llega al 20%, mientras que por el de cuello uterino, 16%, y al colorrectal, al 8%.
En conmemoración del Día Mundial de la Mujer Paraguaya, celebrado cada 24 de febrero, la Capacinfar promueve la información sobre tipos de terapias consideradas “de precisión” para el cáncer de mama HER2 positivo, que afecta a 1 de cada 4 mujeres con cáncer de mama y es considerado el más agresivo.
Dichas terapias de precisión, son denominadas así porque generan menos efectos secundarios y son los más efectivos a la hora de atacar la enfermedad. Se realizan en base a células vivas y ADN recombinante, productos conocidos normalmente como biológicos o biotecnológicos.
La conmemoración del Día de la Mujer Paraguaya se estableció el 24 de febrero en alusión a la ‘Primera Asamblea de Mujeres Americanas’, que se realizó el 24 de febrero del año 1867, en la Plaza de Mayo de Asunción, donde mujeres de la capital y del interior del país contribuyeron con sus objetos de valor para ayudar a la causa contra la Triple Alianza.
La historiadora y maestra Idalia Flores de Zarza y la Dra. Carmen Casco de Lara Castro promovieron en el año 1974 que el 24 de febrero sea recordado como el Día de la Mujer Paraguaya.