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El extraño suceso ocurrió en la finca “Arami”, de César Arce, al lado de un monte de 30 hectáreas de espesa vegetación, en un galpón en el que descansaban 50 animales. El cuidador del lugar, Armando Star, comentó que no escuchó nada, ni el ladrido de los tres perros que posee.
Las huellas del único agresor son grandes, similares a las de un felino, por lo que se descarta que haya sido una jauría de perros. Otro dato intrigante es que los 70 vacunos encerrados en un corral próximo, atropellaron la alambrada en estampida y ganaron el campo.
“Normalmente las vacas no le temen a los perros”, afirmó el encargado de cuidar al ganado, entre los que se incluyen cabras, que también saltaron el corral para huir del agresor. Star comentó que no es la primera vez que desaparecen animales, pero que en esta oportunidad, hubo una sola víctima al que le faltaba las vísceras, entre el montón de ovejas muertas.
El suboficial mayor Carlos Villaboa, encargado de la comisaría 36º de Santo Domingo caratuló el caso como “mordedura por colmillo”, y dijo haber presenciado cuando los animales fueron enterrados en una fosa, ante la rápida descomposición de sus cuerpos.
El encargado del zoológico Juan XXII de Encarnación, Victoriano Fretes aseguró que los ocho pumas y cinco tigres permanecen en el lugar. “Si se hubiesen escapado, hay orden de dispararles antes que salgan del predio”, aseguró.
El zoológico se encuentra sobre la Ruta I, a unos 6 kilómetros de la ciudad. Fretes explicó que los tigres normalmente matan a una sola víctima para devorarla, no así el puma, que puede atacar y sacrificar a todo un rebaño.
Explicó que la destrucción de su entorno natural obliga a los felinos, a migrar a otras zonas en busca de alimentos y morada.
Los lugareños no descartan la posibilidad que en el monte lindante con la granja habiten gatos monteses. Entre algunos vecinos, incluso llegaron a especular y revivir la leyenda del mítico “luisón” o del “chupacabras”.