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El lugar está a escasos tres kilómetros aguas abajo del vertedero Aña Cua. Hace más de una semana que están en esta situación y hasta ahora no recibieron asistencia. Por sus propios medios se instalaron en precarias carpas en las cercanías del centro poblacional de Atingy.
Ayer se reunieron con el intendente de San Cosme, Aníbal Maidana (Alianza), y algunos concejales, a quienes pidieron ayuda urgente. "Dos veces vinieron técnicos de la EBY a ver nuestra situación, pero llegaron con las manos vacías", se quejaron los lugareños. Hay al menos una treintena de niños que sufren los rigores del frío en sus improvisadas viviendas bajo carpas.
Los pobladores, ex habitantes isleños que fueron desplazados por la construcción de la represa de Yacyretá, se quejaron de la EBY y de las autoridades nacionales y regionales, pues están abandonados a su suerte frente a un problema que se repite cíclicamente. "Vivimos de la pesca, es nuestra única fuente de trabajo, y en estas condiciones no podemos trabajar. Nuestras viviendas están arrasadas por las aguas, necesitamos en forma urgente víveres y abrigos para los niños", señaló Marlene Colmán, presidenta de la comisión vecinal de Puerto a Carrizal.
El panorama que ofrece el asentamiento ribereño es desolador: viviendas destruidas, animales domésticos abandonados y en peligro de morir ahogados o de hambre. Ahora, la alimentación se hace de manera comunitaria con los pocos recursos que tienen.