Los familiares, acompañados por representantes de organizaciones sociales, rindieron homenaje con una misa católica a los 17 caídos en la masacre, informó a Efe Cristina Coronel, representante de la sección paraguaya de la organización Servicio Paz y Justicia (Serpaj-Py) .
La ceremonia se ofició en el lugar conocido como Marina Kué, próximo a la zona donde se registró la masacre, y bajo una llovizna que continuó a lo largo de toda la mañana.
Los sacerdotes pronunciaron la misa sobre un altar presidido por una pancarta con el lema “No estamos todos, falta Rubén”, en alusión a Rubén Villalba, único imputado por la masacre de Curuguaty que permanece encarcelado debido a que fue condenado a 7 años de prisión por un caso que se remonta a 2008.
El resto de los acusados, que suman trece con Villalba, se enfrenta a cargos de invasión de inmueble ajeno y asociación criminal, y diez de ellos también afrontan el cargo de intento de homicidio de los policías, mientras que no hay nadie imputado por la muerte de los once campesinos.
El juicio contra ellos se iniciará el próximo 22 de junio en el Palacio de Justicia de Asunción, y está previsto que se prolongue por espacio de un mes.
En este sentido, Coronel aseguró que los campesinos acusados están preparados para defenderse en el juicio, por encima de todas las “irregularidades” detectadas en el proceso, que adolece de una “falta de investigación integral”.
“Esperamos que la Justicia paraguaya esté a la altura de un Estado democrático y respetuoso con los Derechos Humanos”, afirmó la activista.
Varias organizaciones sociales y personalidades del mundo de la cultura de Paraguay y otros países de la región se han adherido a la campaña “Somos observadores”, para realizar un seguimiento del juicio por la masacre de Curuguaty.
Entre ellos se encuentra Nora Cortiñas, presidenta de la asociación Madres de Plaza de Mayo, que reúne a las madres de los detenidos desaparecidos en la última dictadura argentina (1976-1983) , y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, destacó Coronel.
La matanza en Curuguaty, unos 250 kilómetros al noreste de Asunción, de once campesinos y seis policías ocurrió en junio de 2012 en un enfrentamiento durante un desalojo irregular de campesinos que habían ocupado una finca que querían que formara parte de la reforma agraria.