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Don Felipe Coronel con una extrema delgadez, pero con lucidez relató que nació en la ciudad de Villa Oliva (Ñeembucú) el 26 de mayo de 1920, es viudo y tiene 7 hijos. A los 15 años se presentó en el destacamento Nº 1 de Asunción para pelear en la contienda, pero fue tenido en reserva por no contar con la edad requerida.
“En el lugar me encargaba de preparar las armas, las balas, fusiles, cañones, que eran enviados al Chaco para el conflicto, me tuvieron como 22 días allí, ya para cuando cumplí la edad necesaria para pelear, la guerra acabó”, comentó Coronel. A causa de esto no percibe la pensión de excombatiente, pero si es beneficiario del programa Tekoporã, que hace tres meses no cobra la suma de G. 340.000.
El anciano indicó que necesita el dinero pero la Secretaria de Acción Social no le da ninguna respuesta por el atraso en el pago del beneficio.
Felipe Coronel padece de sordera debido a su avanzada edad, además de otros achaques. Con él viven tres hijos, Plácida (58), Antonio (65) y Francisco Coronel (67), quienes no trabajan debido a la enfermedad que padecen, además que no pueden costear el tratamiento médico, debido al alto costo que representa. La humilde vivienda se cae a pedazos, no tienen muebles como camas, colchones, abrigos. La cocina es al aire libre con un fogón de leña, donde Plácida prepara los alimentos.
Plácida al igual que Antonio padecen ceguera parcial, Francisco esta completamente ciego, y padece de cáncer con metástasis. Este último posee la pensión de G. 300.000 del Instituto de Previsión Social (IPS), pero es ínfima ante el costo de su tratamiento.
Antonio aseguró que viven en base a donaciones de vecinos como víveres, productos carnicos, entre otros productos que les acercan. “Hay ocasiones que no comemos, y tenemos que rebuscarnos con los vecinos, es imposible que trabajemos debido a nuestra enfermedad”, aseguró.