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El sacerdote italiano Aldo Trento, residente en nuestro país desde hace 25 años y encargado de la Fundación San Rafael, dedicada al cuidado de enfermos terminales, jamás se habría imaginado que el hecho de visitar por segunda vez al Sumo Pontífice, en enero de este año, lo convertiría en el portador de tan trascendente noticia para nuestro país: Francisco visitaría Paraguay este año.
“Fue ahí que yo le pregunté si visitaría Paraguay en el 2016, y el dijo: “No, este año voy a Paraguay”, evoca con un dejo de emoción en su voz el padre Aldo Trento, en una conversación telefónica con ABC Color.
Antes, el religioso ya había sido recibido por el pontífice en una audiencia, unos quince días después de que Bergoglio fuera proclamado el nuevo representante de Pedro en el mundo, tras la dimisión de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI).
Trento comenta que durante esa segunda visita, el papa Francisco le mostró un mantel de ñandutí que usaba en el altar. “Era un mantel casi nuevo, en el sentido que estaba per fecto, como recién almidonado. Me mostró con alegría su reconocimiento a Paraguay y una vez más su admiración a la mujer paraguaya, porque detrás del ñandutí no están las manos de un hombre, sino de una mujer”, acotó.
Expresó que además de asombro, esta experiencia le dio fortaleza para proseguir el trabajo que lleva adelante con las obras de caridad que realiza en el barrio Tembetary, con 10 obras diferentes una de la otra. “Me siento realmente comprendido por el Papa. Me siento amado”, enfatizó.
“El Papa es sensibilísimo a las personas necesitadas, que a veces viven entre nosotros con un dolor inmenso. Saber que él viene a Paraguay trayendo un mensaje de amor, esperanza y caridad para todos es para mí una alegría inmensa”, agregó.
Así como la apertura que experimentó la Iglesia Católica hacia ciertos temas “sensibles” de la sociedad, Trento señala que le entusiasma la sencillez transmitida por el Santo Padre al visitar no sólo a Paraguay, sino que a otros países como Ecuador y Bolivia, los más pobres de Sudamérica. “Busca traer un mensaje de fe, siguiendo el ejemplo de Cristo. Se hace pobre con los pobres, como Jesús”, subrayó.
“Un hombre que siempre ha vivido en el silencio y ese silencio ha sido el grito, la voz más profunda. Un papa que continuamente toma posición, afirma la fraternidad y el amor a Cristo. Ese es Francisco”, sentenció.
A su vez, el sacerdote jesuita José Luis Caravias, español residente en nuestro país, también relató su experiencia con el que hoy por hoy es el primer Papa latinoamericano. Confiesa que le “salvó la vida” en tiempos de la dictadura militar argentina.
A Caravias le tocó trabajar de cerca con el actual Papa, cuando éste asumía como provincial de los jesuitas argentinos. Por entonces, el peronismo había fundado la Triple A, un grupo terrorista paramilitar que persiguió y asesinó a los que él consideraba como infiltración marxista en el régimen. Entre sus víctimas se encontraron célebres sacerdotes jesuitas.
En este contexto, lo que Caravias recuerda especialmente de los tiempos en los que convivió con Bergoglio fue un momento crucial de su existencia. "Bergoglio me avisó que anunciaron la muerte de otros sacerdotes, entre quienes estaba yo. Me aconsejó que me fuera", rememoró.
Y agregó: "Ciertamente, creo que me hubieran matado si hubiese estado allá. Por eso digo que me salvó la vida. Insistió en que saliera del país por una temporada.", remarcó.
El Jorge Bergoglio que conoció Caravias era serio, aunque amable y servicial. “Era un hombre amable, desde ya realista. Era más serio que ahora, esa sonrisa que tiene ahora no la tenía. Pero escuchaba mis problemas”, indicó.
Finalmente dijo que le gustaría reencontrarse con el Sumo Pontífice. “Espero que nos encontremos, claro. Me gustaría. Lo vamos a hacer”, afirmó.
Actualmente, el padre José Luis Caravias realiza sus tareas pastorales como vicario parroquial del Bañado Sur. Llegó a nuestro país en 1961, todavía como estudiante. Fue secuestrado por la dictadura stronista por activar con las Ligas Agrarias y fue así que huyó a Argentina, donde conocería más adelante a Jorge Bergoglio.