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“Todo esto se está legislando sin datos; no conocemos en realidad la situación de los campesinos. Nuestras estimaciones hablan de una deuda campesina de alrededor de U$S 230 millones con instituciones financieras, es decir, gente que sacó créditos para la producción. Los cálculos estimativos sobre la deuda no productiva, es decir, la deuda comercial, es de más de 450 millones de dólares. La deuda de los campesinos son el doble de grande cuando gastan en electrodomésticos, motocicletas, etc.”, indicó Vázquez.
El economista no calificó esto como algo negativo siempre que se asuman con responsabilidad esas deudas, igual que con cualquier otra. Sí señaló que hay mucho que no se sabe del grupo que saldrá beneficiado si persiste el proyecto de subsidio.
“Es una solución a medias, y hay que ver de dónde sale la plata, hay que ver la lista de quiénes deben y a quién le deben y cuánto, y cuál es la mora, con qué morosidad en tiempo”, remarcó.
Muy por el contrario, indicó que esto trae cuestiones negativas, ya que muchos estan especulando para no pagar sus deudas, y que estas sean asumidas por el Estado.
Escuché una entrevista en que ya se decía que los campesino “no estaban pagando su deuda y esperando que salga la condonación. Estos son desincentivos brutales para la gente que trabaja bien”, comentó.
Además, “los campesinos eligieron muy bien el momento; es un momento político, y el Gobierno está un poco flojo, y hay un escenario bastante propicio” para exigir la condonación. “Ya le tomaron el punto al Gobierno, y vienen a pedir la misma cosa cada 6 meses”, dijo Vázquez.
“Estamos tratando de solucionar un incendio cuya causa es mucho más compleja, que no se solucionan con un simple subsidio, pues van mucho más allá. Hay una crisis productiva y demográfica en la sociedad campesino, que deben ser incorporadas al análisis; de lo contrario, se encuentran soluciones políticamente correctas, pero de baja eficiencia y escasa factibilidad”, apuntó en conversación con ABC Cardinal.