Estado ignora situación de amenazados

Pese a que en reiteradas ocasiones recibieron amenazas de muerte como consecuencia de su trabajo, varios periodistas han visto en los últimos meses como la Policía decidió dejarlos sin la custodia que los debería proteger.

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Pablo Medina, periodista de ABC Color asesinado este jueves por dos sicarios, había “aprendido” a convivir con las amenazas que le llegaban como consecuencia de su trabajo denunciando hechos de corrupción, narcotráfico, rollotráfico e injusticias cometidas por grupos criminales y políticos.

Desde 2010, Pablo tuvo que vivir acompañado de guardias debido a las constantes amenazas. Sin embargo, por disposición de la Comandancia de la Policía Nacional, el 16 de septiembre de 2013, se retiró la custodia a Medina, bajo el argumento de que no tenía una orden judicial, según lo confirmó el mismo comandante, comisario Francisco Alvarenga.

Varios periodistas que realizan labores en puntos en los que la presencia de grupos criminales es fuerte viven en condiciones parecidas a las que debía soportar Pablo. Al igual que él, desde hace un tiempo no cuentan con custodia.

Freddy Rojas, corresponsal de ABC Color en Horqueta, es uno de los periodistas que constantemente recibe amenazas como consecuencia de su trabajo, varias de ellas por parte del grupo criminal EPP.

De hecho, en octubre de 2013, Radio Guyra Campana -emisora local perteneciente a la familia de Freddy- fue centro de un ataque cuando componentes de la banda dejaron una bomba en el interior de su local, destruyendo parte del local y dejando fuera del aire a la radio. Aún así, Rojas no cuenta con guardia desde que el pasado 6 de febrero le dijeron que la Policía no contaba con el personal necesario para cubrir la seguridad del nuevo Palacio de Justicia y la suya.

Como parte de su esquema de seguridad, Freddy se vio obligado a dejar de cubrir los temas relacionados a los atentados al EPP a fin de evitar exponerse a posibles riesgos. Su familia vive inmersa en el medio cada vez que sale, incluso aunque sea a caminar a apenas media cuadra de su vivienda. Su esposa le ha pedido en reiteradas oportunidades que ya no realice las caminatas que antes solía hacer todos los días.

Rosendo Duarte, corresponsal de este medio en Salto del Guairá, contó que constantemente debe convivir con amenazas, sobre todo cuando en sus publicaciones toca temas concerniente al tráfico de drogas.

Dijo que actualmente no cuenta con custodia policial, pese a que las amenazas son constantes. Pero sostuvo que el hecho de que un periodista circule con resguardo policial se torna una situación incómoda.

“Yo conversaba con Pablo justamente sobre estos temas y él me decía que no creía que pueda ocurrirle algo así”, rememoró.

Relató que aproximadamente en el 2007, recibió una amenaza seria, que motivó una denuncia al Ministerio Público de su parte y que fuera resguardado por al menos dos años por agentes policiales que lo acompañaban a donde fuera.

Omar Acosta, corresponsal de ABC Color que cubre unos 10 distritos del departamento de San Pedro, zona norte, nunca contó con custodia policial a pesar de tratarse de una de las zonas más conflictivas del país.

El periodista afirma que por lo general recurre a “estrategias personales” de seguridad para realizar su labor en el sector, que se caracteriza por la presencia de dos de los grupos criminales más peligrosos de la actualidad, el EPP y el ACA, y también zona de producción, procesamiento y comercialización de marihuana.

No solamente la criminalidad es un drama en esa parte del país, ya que no faltan las amenazas de sectores políticos y hasta intentos de sobornos.

Agregó que al igual que los colegas de otros medios, intentan llevar adelante su misión apoyados entre ellos mismos, y mantienen permanente comunicación.

Añadió que con frecuencia recibe advertencias y amenazas verbales, así como otros trabajadores de la prensa, por lo que se ven obligados a reforzar sus propias estrategias de seguridad.

Aldo Rojas, corresponsal también de Concepción sostuvo que no ha recibido amenazas desde que trabaja como periodista - hace 6 años para ABC Color – pero por la zona caracterizada por la gran criminalidad siempre corren el riesgo.

“Nunca recibí amenazas pero con esto al menos podemos decir que estamos había sido demasiado expuestos, a veces la pasión por el trabajo nos hace olvidar el peligro”, afirmó.

Rojas, quien tiene bajo su jurisdicción más de una decena de distritos del departamento de Concepción, aseguró que los trabajadores de la prensa siempre están en riesgo. “A veces salís y no sabes si vas a regresar, no solo por la inseguridad sino por los accidentes de tránsito, a los que también estamos expuestos por los viajes que hacemos.

Aseguró que tras el ataque a la radio Guyrá Campana, en 2012, la Comandancia de Policía le había ofrecido resguardo policial, pero al no recibir amenazas directas, decidió no aceptarla.

Cándido Figuerdo cumplirá el año que viene 20 años trabajando como corresponsal de ABC Color en Pedro Juan Caballero, capital del departamento de Amambay. Desde hace aproximadamente 18 años que se ve obligado a contar con custodia permanente como consecuencia de las constantes amenazas que recibe.

Su cobertura de casos de narcotráfico y corrupción le ha obligado a dejar todo tipo de actividad social. Cándido relata que desde hace mucho tiempo no puede salir siquiera a cenar con su familia. “Nunca salgo de acá y si salgo, salgo con custodia”, expresa.

La oficina de la corresponsalía de ABC en Pedro Juan Caballero fue acribillada en dos oportunidades, como intento de amedrentamiento a Figueredo que -por suerte, según sus propias palabras- no resultó herido en ninguna de esas oportunidades.

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