Estacioneros siguen vigentes

Con la participación activa de toda la comunidad católica se realizó ayer la conmemoración de la pasión y muerte de Cristo.

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En Ñemby los estacioneros le pusieron el espíritu y fervor a la celebración que concluyó con el Tupãitû. Hoy se realiza la vigilia pascual.

“Qué triste es el Viernes Santo para todo el buen cristiano. Ver a Jesús, nuestro padre, clavado de pies y manos. Jesús que todo lo puedes, Jesús que eres nuestro Padre. No nos abandones nunca, con tu santísima madre...”.
Así, dice una de las canciones que interpretaron los estacioneros de Ñemby encabezados por don Gerónimo Romero, quien a los 70 años es uno de los más antiguos pasioneros de la Sociedad Católica Amparo Seguro de los Cristianos. Ensayan desde el inicio de la Cuaresma y ahora tienen el desafío de incorporar a más jóvenes a la tradición.Dos grupos de estacioneros, uno de jóvenes y otro de adultos, acompañaron ayer toda la celebración del Viernes Santo de la pasión y muerte de Cristo en la explanada de la Iglesia.

El padre Tadeo Brzuszer alentó a “vivir profundamente el sentido de la celebración” e invitó a la gente a seguir concurriendo en familia a las iglesias todo el día de hoy, Sábado Santo, en que habrá confesión y preparación para la vigilia pascual.

El sacerdote destacó la presencia del Nuncio Apostólico, Mons. Eliseo Ariotti, en la misa del Jueves Santo en Ñemby e invitó a la población a acercarse a la nueva capilla para la adoración del Santísimo.
Compromiso laico

Los laicos demostraron estar comprometidos con la festividad. José Delgado, uno de los que conformaban el grupo de apóstoles, destacó que participar “es un compromiso como cristiano, una ayuda espiritual que uno renueva para llegar a la Pascua”.

Cada año este grupo ayuda en la liturgia cantada. “Empezamos Jueves Santo con el lavado de pies y hoy (por ayer) culmina con el Tupãitû y luego la adoración al Santísimo, todo el sábado hasta la misa de Gloria”.

Otro de los apóstoles, Jorge Ramos, lleva 14 años participando del Viernes Santo en Ñemby. “Mi mamá nos traía de chicos todos los Domingos de Ramos, los Jueves y Viernes Santos. Desde entonces, asiduamente vengo y ahora pertenezco aun movimiento de laicos que se llama Dei Verbum, conformado por 20 personas”.

Las celebraciones de ayer comenzaron hacia las 11:00 de la mañana con el Vía Crucis a cargo de la Pastoral Juvenil y concluyó con la Sétima Palabra a las 15:00 durante la crucifixión representada teatralmente.

Siguió con el inicio del novenario de la Divina Misericordia y la liturgia de la palabra que concluyó cuando el Cristo crucificado fue bajado y puesto en el sepulcro. Lo llevaron en procesión hasta el interior de la Iglesia, donde se realizó el Tupãitû, en que los pies de la imagen inerte de Jesús son besados por todos.

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