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El papa Francisco se dirigirá esta tarde a los representantes de la sociedad civil, entre los que se encuentra invitado el Pa’i Oliva, quien sin duda alguna, es uno de ellos. El religioso de 86 años trabaja actualmente en el Bañado Sur, pero su compromiso con Paraguay ya lleva años, a tal punto que por su tesón e insistencia en la labor hacia los más desprotegidos, hizo que la dictadura de Alfredo Stroessner lo expulsara del país. Fue entonces a Buenos Aires, donde conoció y trabajó con el entonces sacerdote Jorge Bergoglio, a quien se refiere como su amigo.
“Voy con mucha alegría porque voy a ver a un amigo de antes”, dijo Oliva mientras se dirigía a la entrada del León Condou, en medio de la gente que formaba fila para poder ingresar. El sacerdote vestía una remera negra, con la inscripción “¿Qué pasó en Curuguaty?”, lo cual evidencia de alguna manera su compromiso social con distintas causas.
Pa’i Oliva dijo también que tiene “mucho de qué hablar” con Bergoglio, especialmente de la época en la que trabajaron en Buenos Aires.
“Recuerdo la ayuda que (el papa Francisco) nos dio a los jesuitas para trabajar con los migrantes paraguayos”, contó luego. A pesar de que le parece que el papa Francisco permanecerá “muy poco tiempo” en nuestro país, Pa’i Oliva dijo que finalmente es lo mejor, porque tanto ajetreo y tantas actividades lo pueden afectar físicamente.
A Oliva, Stroessner lo expulsó del país en 1969. Se instaló entonces en Argentina, donde ayudaba a los migrantes paraguayos. Dentro de esa misión que se autoasignó, conoció en Buenos Aires a un joven sacerdote, también jesuita y dedicado a la labor con los migrantes. Jorge Bergoglio y Francisco de Paula Oliva tiene muchas similitudes, no solo por su oficio religioso, sino por su empatía hacia los sectores más vulnerables.