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Los peregrinantes llegaron hasta la catedral Inmaculada Concepción de María donde el padre Osvaldo Torres celebró la santa misa. En la ocasión, el religioso recordó a María como la madre incondicional que al igual que las madres paraguayas, sufrió por su hijo Jesús quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad y para salvar al mundo del pecado.
Instó a los jóvenes y a la feligresía católica a valorar a las madres a amar a todas quien nos dio la vida, quien es capaz de postergar o renunciar sus más anhelados sueños por el amor a sus hijos.
Pidió a los presentes brindar demostración de amor a las madres, dar un abrazo, un beso y nunca cansarse en decir cuánto amamos a ellas que se desviven por sus hijos, que nunca se cansan y que darían todo por ver feliz y progresar a sus hijos.
A aquellos que aún tienen vivas a sus madres no desaprovechen la ocasión para valorarlas porque mañana ya puede ser muy tarde. Hay etapas de la vida donde muchos hijos son ingratos, para un niño la madre es lo máximo, para un adolescente la más insoportable y para un hijo adulto, quien no supo aprovechar en vida el amor de su madre, la busca para encontrar consuelo, consejo, pero muchas veces uno llega pero ya muy tarde, refirió el prelado.
Las emotivas palabras de amor y demostración de cariño en vida fue lo que nos dejó Jesús y ese amor está representado en María, señaló el religioso. Por eso, muchos en el mundo sucedieron varias apariciones de la Virgen María porque aquellos que tienen fe y esperanza en la santísima Virgen son los que más reciben sus gracias.