Emotiva misa en honor a Juan Pablo II

Poco después de las 20:00 culminó la emotiva misa que se realizó en la Catedral Metropolitana de Asunción, en recordación de la primera visita papal al Paraguay. Hace 30 años, Juan Pablo II pisaba tierra guaraní.

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El testimonio de vida del papa Juan Pablo II y su entrega a Jesucristo fueron destacados durante una emotiva misa celebrada esta anoche en la Catedral Metropolitana de Asunción en memoria del Pontífice. Un gran número de fieles asistió al solemne acto litúrgico. Hace 30 años Su Santidad, bajo una torrencial lluvia, pisaba tierra guaraní. Un evento que marcó profundamente la historia del Paraguay.

El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, durante su homilía destacó la figura del Papa como el hombre que marcó la historia de la Iglesia y de la humanidad. “Sepamos, hermanos y hermanas, seguir las huellas de santidad. Aunque el martirio es una gracia muy grande que nadie se merece, pero está la santidad de vivir las bienaventuranzas, como vivieron todos los santos, mártires, vírgenes, confesores, doctores y místicos de la Iglesia”.

Dijo que “la Madre de todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, en este 30º aniversario de San Roque González de Santa Cruz y sus compañeros mártires: San Juan y San Alfonso, y en preparación de la próxima beatificación de la Hermana María Felicia de Jesús Sacramentado, Chiquitunga, que será el próximo 23 de junio en el estadio del club Cerro Porteño”.

El obispo destacó que “el padre Roque González de Santa Cruz y sus compañeros mártires fueron capaces de abandonar la vida tranquila del hogar paterno, el ambiente y las actividades que les eran familiares, para mostrar la grandeza del amor a Dios y a los hermanos. Ni los obstáculos de una naturaleza agreste, ni las incomprensiones de los hombres, ni los ataques de quienes veían en su acción evangelizadora un peligro para sus propios intereses, fueron capaces de atemorizar a estos campeones de la fe. Su entrega sin reservas los llevó hasta el martirio. Una muerte cruenta que ellos nunca buscaron con gestos de arrogante desafío. Siguiendo las huellas de los grandes evangelizadores, fueron humildes en su perseverancia y fieles a su compromiso misionero. Aceptaron el martirio porque su amor, levantado sobre una robusta fe y una invicta esperanza, no podía sucumbir ni siquiera ante los duros golpes de sus verdugos. Así, como testigos del mandamiento nuevo de Jesús, dieron prueba con su muerte de la grandeza de su amor”.

En otra parte de la homilía, Valenzuela destacó que “el corazón incorrupto del padre Roque González de Santa Cruz constituye una imagen elocuente del amor cristiano, capaz de superar todos los límites humanos, hasta los de la muerte. Hoy, día de su canonización, el padre Roque González de Santa Cruz se hace presente de una manera especial entre vosotros”.

Agregó, finalmente, que “es no solo un paraguayo, sino un hijo de vuestra ciudad, de Asunción, párroco de vuestra catedral, jesuita ejemplar, amadísimo de vuestro pueblo. Él vuelve hasta vosotros y os habla otra vez:  para exhortaros a conservar viva vuestra fe; aquella fe en Cristo que los nuevos santos transmitieron con su vida y hicieron fecunda con su sangre;  para alentaros a hacer que esta fe sea verdaderamente operativa. Que vuestro amor a Dios fructifique en un amor al prójimo capaz de abatir todas las barreras de división y crear un sentido de verdadera solidaridad y de caridad en el Paraguay de hoy;  para invitaros a ser fieles a las más genuinas tradiciones culturales de vuestro pueblo y de vuestra tierra, impregnadas del sentido de auténtica religiosidad cristiana; para daros ejemplo de amor a la Virgen María, que os guiará en vuestra vida como guió los pasos de San Roque en su peregrinación apostólica entre vosotros”, destacó monseñor. 

 

 

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