Al término de la misa, el perdón fue para todos

Antes de finalizar la misa central de Caacupé, el obispo Claudio Giménez otorgó el perdón general a todo aquel fiel arrepentido que se haya confesado. Esta fue una orden del papa Francisco por el Jubileo de la Misericordia, que se inicia hoy.

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Tras realizar este gesto, monseñor Giménez ordenó la apertura simbólica de las puertas de la Basílica Menor de Caacupé, tal como lo hizo también hoy el papa Francisco con la Puerta Santa de la basílica de San Pedro para inaugurar el Jubileo de la Misericordia, también ante miles de peregrinos.

El Papa se detuvo unos minutos para orar en el umbral de la puerta, que suele permanecer sellada a cal y canto, seguido por el papa emérito Benedicto XVI, la primera vez en la historia que dos papas inauguran un jubileo. De hecho, el tema central del novenario de la Virgen de Caacupé fue justamente ese: la misericordia.

El papa Francisco demostró de esta manera a través de un acto simbólico que insta a la Iglesia a “abrirse al mundo”, a respetar el propio “impulso misionero” de ser “samaritano” y de “anteponer la misericordia al juicio”. Misma intención se trasladó a la festividad mariana más grande del país: Caacupé.

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