Cazal es uno de los representantes de la sociedad civil paraguaya que han sido citados al encuentro que mantendrán con el papa el próximo 11 de julio en el estadio León Condou, en Asunción.
El defensor de los derechos de los homosexuales calificó esta invitación de “gesto histórico”, dado que hasta el momento “no se ha producido ningún acercamiento del papa a organizaciones LGTB en otros países de la región”.
Añadió que cree que este encuentro podrá “marcar una ruptura con la retórica de los sectores ultraconservadores de la Iglesia Católica”, autores de las “peores descalificaciones” de homosexuales, bisexuales y transexuales.
Recalcó además la importancia de mantener un encuentro con el máximo representante de la Iglesia Católica, dado que “una gran mayoría de las personas LGTB en Paraguay son también profundamente católicas”.
“Muchas personas gais, lesbianas, bisexuales o trans en Paraguay permanecen atormentadas por una ficticia contradicción que los sectores retrógrados de la Iglesia establecen entre la fe religiosa y la orientación sexual”, expuso Cazal.
En este sentido, aseguró que más del 95% de los jóvenes entre 15 y 24 años a los que Somosgay prestó atención en los últimos años denunciaron haber sido víctimas de violencia intrafamiliar e incluso fueron expulsados de sus hogares porque sus familiares tenían prejuicios de tipo religioso contra su orientación sexual.
En otros casos, los familiares someten a los jóvenes LGTB a supuestos “tratamientos de curación de la homosexualidad”, con presuntas “terapias” que combinan “los grupos de oración” con las “descargas con electroshock” o la “administración de psicofármacos”, denunció Cazal.
Este tipo de centros de internamiento “se mantienen con apoyo de organizaciones religiosas”, dijo, y añadió que en ese contexto de reclusión son frecuentes los suicidios “por la culpa que se les hace sentir a estos jóvenes”.
Por ello, se mostró esperanzado en que la reunión del papa Francisco con Somosgay “deslegitime el discurso homófobo” en la sociedad paraguaya, y “alivie el dolor y sirva como reparación” a las víctimas de discriminación por su orientación sexual e identidad de género.
Cerca del 90% de la población paraguaya se declara católica, según datos recogidos en 2014 por el centro de investigaciones PEW, con sede en Washington.
Este dato convierte a Paraguay en el país con mayor proporción de católicos de toda América Latina.
El país no posee ninguna ley que regule las uniones civiles entre personas del mismo sexo y organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, critican que sea el único Estado de la región que no cuenta con una ley contra toda forma de discriminación.