El líder aché que se fue

Bruno Chevugi tenía 20 años cuando fue reclutado por la Fundación Moisés Bertoni por sus características de líder, para formar parte del equipo de guardaparques de la Reserva Natural de Mbaracayú, donde fue asesinado la semana pasada.

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“Bruno Chevugi fue seleccionado por ser un líder natural en su comunidad”, explicó Daniel Jacquet, gerente de la Fundación, en comunicación con ABC Color.

De hecho, Chevugi había sido dirigente en las comunidades de la etnia Aché, Chapopou, Arroyo Bandera y Kuetuvy, donde fue finalmente sepultado tras fallecer por los impactos de bala que recibió durante un procedimiento de patrullaje en la Reserva Natural de Mbaracayú.

En el 2003, el líder aché empezó su entrenamiento como guardabosques y por 10 años aplicó sus extensivos conocimientos del monte para la protección de uno de los últimos remanentes boscosos del Bosque Atlántico del Alto Paraná.

Desde ese año, recibió entrenamientos para desenvolverse como guardabosques. Su meta era -y eventualmente lo consiguió- convertirse en uno de los guardaparques mejor adiestrados en el país. Por su comunidad, era considerado como una persona extremadamente noble y con una fuerte convicción hacia sus ideales.

En poco tiempo, Bruno Chevugi fue escalando en su posición de guardaparques hasta convertirse en jefe de patrullaje, procedimiento realizado en la Reserva Natural de Mbaracayú para intentar resguardar la extensión de más de 64.000 hectáreas de bosque de las crecientes presiones externas.

Las reservas naturales en Paraguay son constantemente amedrentadas por diversos sectores, explicó Jacquet. El bosque resiste a la presión de los campesinos que viven en zonas aledañas a la reserva y reclaman las tierras, de los cultivadores clandestinos de marihuana que aprecian las sombras y tierras fértiles para el cultivo de la hierba ilegal, y por último, de los cazadores furtivos y traficantes de rollos.

Estas amenazas están en constante crecimiento, según alertó también la Asociación de Guardaparques del Paraguay. La muerte de Bruno Chevugi refleja la vulnerabilidad en la que se encuentran los trabajadores de las reservas, además de la integridad de las mismas.

Si no se refuerzan las medidas de seguridad, estas organizaciones no solamente temen que continúen las muertes de los que trabajan para proteger la naturaleza, sino que esta misma sea eventualmente destruida, a pesar de los escasos esfuerzos para protegerla.

Como parte de los esfuerzos de proteger la reserva, el grupo de 17 guardabosques distribuidos en cinco puntos de control en la reserva realiza constantes operativos de patrullaje.

Uno de estos es el patrullaje por el río Jejuimí, que se realiza dos o tres veces por año. Estas actividades demandan mucho esfuerzo, por lo cual no suelen participar mujeres.

Sin embargo, los administradores de la reserva no se hubieran imaginado que el patrullaje podría derivar en una muerte, sostuvo Jacquet. “Hemos aprehendido a innumerables cazadores furtivos, pero nunca hemos tenido un evento de esta magnitud”, aseguró.

El jueves 7 de febrero, cuatro guardabosques, incluyendo a Bruno Chevugi, fueron emboscados durante el primer patrullaje por el río del año. Entre 8 y 10 personas desconocidas dispararon contra ellos, por lo que los guardaparques se lanzaron al río. Mientras que tres de ellos lograron escapar, Chevugi fue herido de muerte. 

Si bien inicialmente se manejó la información de que el ataque habría sido perpetrado por cazadores furtivos, la declaración de los guardabosques rescatados llevó a la conclusión de que un grupo de narcotraficantes que protegía cultivos de marihuana habría atacado a los hombres.

Sin embargo, en la zona no se registraron cultivos de marihuana durante el último sobrevuelo realizado por la Fundación Moisés Bertoni, en diciembre.

Finalmente, trascendió la hipótesis de que el ataque fue perpetrado por invasores de tierra de un grupo que ya había invadido propiedades de la comunidad aché Kuetuvy, conocidas como la Finca 470. Chevugi había sido uno de los líderes en la lucha contra las invasiones de este grupo de campesinos.

Mientras tanto, varias organizaciones ambientales en el país exigen el esclarecimiento de los hechos e insisten en la necesidad de tomar mayores recaudos para proteger las reservas naturales del país. Además, proponen declarar el 7 de febrero como el Día del Guardaparques, para recordar al al héroe guerrero y líder de los aché que se fue.

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