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Karol Józef Wojtyła1 nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, Polonia. Fue un joven comprometido con las luchas de los más pobres, se hizo sacardote y el 16 de octubre de 1978 se convirtió en Papa Nº 264 y el primero no italiano. Su pontificado se extendió hasta el 2 de abril de 2005, cuando falleció.
Conocido como el Papa viajero, por ser el primero en recorrer el mundo llevando la palabra de Dios a los católicos, tuvo un carisma que llegó a todos por su sencillez.
Sin embargo, el 13 de mayo de 1981 cuando cruzaba la plaza de San Pedro y saludaba a los fieles, de entre la multitud salió Mehmet Ali Agca, quien tenía una pistola Browning H.P. calibre 9 Parabellum, matrícula 76c23953 y gatilló varias veces.
Dos proyectiles dieron en el sumo pontífice. La primera bala solo le causó una herida leve en la mano, pero la segunda fue directa al abdomen y esa perforó varios órganos del papa, quien cayó en medio de la plaza perdiendo mucha sangre.
Los custodios actuaron rápido, llevaron al papa a un centro asistencia, al mismo tiempo se desarmó a Agca y se lo detuvo.
Un año antes del atentado, Mehmet Ali Agca ya comenzó a moverse por la región meditarránea, para llegar el 10 de mayo al Vaticano.
A modo de ir pasando desapercibido, el turco cambió varias veces de identidad a través de documentos y pasaportes falsos, para convertirse en un “fantasma”, ya que su intención era atentar contra Juan Pablo II, escapar de la plaza de San Pedro y luego estar oculto, mientras la policía lo buscaba bajo varios nombres y eso le iba a dar tiempo de proseguir con su escape.
Tres días antes del atentado, Agca se instaló en Roma y contactó con otros terroristas turcos, con quienes había planeado el ataque.
Sin embargo, esa tarde del 13 de mayo Mehmet Ali se instaló en la plaza de San Pablo, tomó un lugar cercano al sendero que iba a tomar el santo padre y ahí espero con paciencia a su víctima.
Cuando el reloj marcó las 17:00, Juan Pablo II ingresó a la plaza, saludó a los fieles y ahí sonaron los disparos.
Agca fue sometido a proceso y en julio de 1981, la justicia italiana lo condenó a cadena perpetua. Esa pena la cumplió hasta el 2000, cuando el presidente Carlo Azeglio Ciampi, a petición del mismo Juan Pablo II, indultó al turco.
Desde el mismo hospital donde estuvo por meses internado el sumo pontífice, ya había dicho que perdonaba a su atacante.
Posteriormente, en 1983, el Papa fue hasta la cárcel de Rebibbia a visitar a Mehmet Ali Agca, para conversar con su agresor y le dio el perdón.
La investigación sobre el atentado al papa Juan Pablo II determinó que los servicios secretos búlgaros y la KGB soviética estuvieron detrás del complot. Pero nunca se pudo precisar quiénes fueron los que estuvieron tras el hecho.
Agca fue deportado a Turquia, tras ser liberado en Italia, pero en su país tenía otras causas pendientes por diversos crímenes y quedó preso hasta la actualidad.