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De acuerdo al más reciente informe del Ministerio de Salud, el 60% de la población paraguaya es obesa. Para ponerlo en ejemplos prácticos, aproximadamente 4.200.000 personas padece esta enfermedad. La obligación es plantearse, como sociedad, la manera de reducir estos índices desde tempranas edades, desde pequeños, con una alimentación adecuada desde pequeños.
Parece una tarea casi imposible. Más de uno de los lectores podrá recordar esos días en los que la abuela o la mamá le obligaba a comer verduras y frutas para crecer fuertes y sanos. Pero usted seguro optó por las empanadas, los sándwiches de milanesa, las gaseosas, las pizzas, los bollos rellenos con crema, los jugos congelados, etc., etc.
Uno de los desafíos más grandes es convencer a sus hijos para que se alimenten de manera correcta. Estudios certifican que las enfermedades que antes aparecían a los 40 o 50 años – como la diabetes e hipertensión – van en franco aumento a nivel mundial. El problema no está vinculado a la cantidad de comida que se come, sino a qué se come.
De hecho, en los Estados Unidos, una de las principales promotoras de la vida sana la está pasando mal. Los alumnos de las escuelas públicas culpan a la primera dama Michelle Obama de tener comidas “asquerosas” en sus almuerzos. (Washington Post, noviembre de 2014). Da la casualidad que los EE.UU. es uno de los países con mayor índice de obesos en el planeta.
En Paraguay, se puede decir que el proyecto está germinando. Varios entes del Estado trabajan de manera conjunta hace un par de años en las llamadas “Cantinas Escolares Saludables”. Estos entes son el Ministerio de Salud – a través del Programa Nacional de Diabetes -, el Ministerio de Educación, el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) y la Municipalidad de Asunción, a nivel capital.
Hasta el año pasado hubo 62 escuelas en la zona capital en donde se implementaba el programa. Este año se pretende sumar 50 más. Así, para finales de año podría haber 112 escuelas en la zona capital que ofrezcan en sus cantinas frutas, verduras, productos horneados y no fritos, jugos naturales, yogures… todo lo “ideal” para llevar adelante una vida sana desde chicos.
Perla Pelagia González es una técnica de la Dirección de Alimentación del Ministerio de Educación. Nos acompaña en una soleada mañana a recorrer las instalaciones de la escuela República de Brasil, que solo está a una cuadra de la sede del MEC. Allí contesta, de repente, como mamá. Dice – con justa razón – que los chicos sufren una ausencia de los padres, que ya no quieren cocinar sano para sus hijos. González dice que es mucho más fácil para los padres dar un dinero determinado a sus hijos para que hagan lo que quieran con él. Y lo que quieren es comer pizzas, hamburguesas y papas fritas; todo eso que a futuro, mata rápido.
“Este trabajo lo realizamos porque vemos que (…) hay mayor índice de enfermedad en lo niños a temprana edad. La resolución 16.264 obliga la Cantina Escolar Saludable, el trabajo es en conjunto con el INAN, el Programa Nacional de Diabetes, el Ministerio de Salud y la Municipalidad de Asunción. La mayoría de nosotros somos padres ausentes, es muy fácil darle plata para que vayan a comprar lo que quieren y no levantarse temprano para preparar una comida saludable. Es algo soñado poder llegar a cubrir todas las escuelas”, dice González.
Mañana: Qué tan difícil es el desafío de comer bien.