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“Renuncié pero sigo estando en la papeleta”, explicó El Toro, que agregó: “Comuniqué a tiempo mi retirada, pero no hicieron los trámites para sacarme de la papeleta”.
“No compartimos una visión en común. Creo que las encuestas son claras; cuando no estás cerca del objetivo, es porque algo no está funcionando. Cuando se retira gente, no solamente yo, que conforman un equipo, es porque no funciona”, comentó sobre el motivo de su apartamiento.
Recordó, además, que la exclusión de su amigo Luis Villamayor como candidato a diputado de la lista 60 fue otro aliciente para renunciar a sus intenciones, aunque en todo momento evitó polemizar. “Lo sacaron porque no está de acuerdo con muchas cosas”, dijo respecto al caso de Villamayor.
Además, consideró que “no se hizo una campaña real como para pelear, y a mí me gusta pelear, y cuando se va desinflando, es porque algo no está bien”. “Conste que es muy difícil que no suba al ring. Soy un peleador acérrimo. Yo ya me presenté (como candidato antes) y siendo nuevo tuve mi cantidad de votos. Me creo un patriota, un nacionalista”, dijo alegando querer pelear en serio.
La época democrática de nuestro país siempre estuvo marcada por una complicada relación entre el presidente y el vice. El caso más traumático es el de Raúl Cubas Grau y Luis María Argaña. Este último fue asesinado cuando ejercía la vicepresidencia, tras lo cual se desató lo que se conoció como el marzo paraguayo.
La relación entre el expresidente Fernando Lugo y Federico Franco tampoco fue de las mejores. Franco terminó ocupando el sillón presidencial luego de un juicio político a Lugo, quebrándose así la alianza que los llevó al poder tras años de hegemonía de gobiernos colorados.
Un poco menos traumática, pero no menos importante, fue la pelea entre Nicanor Duarte Frutos y su vice, Luis Castiglioni, ya que posibilitó la “alternancia” en el poder. Los colorados no pudieron resolver el conflicto y, por primera vez, perdieron el poder en 2008.