El “buen vivir” en el Itay

Un grupo conformado por aproximadamente 40 niños y adolescentes se congregó al pie del monumento de "Las Residentas", ubicado frente al Acceso sur del Parque Ñu Guasu.

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Desde un primer momento comenzó la distribución entre ellos de bolsitas conteniendo cola de zapatero. Estos niños habitualmente se encuentran ubicados debajo del puente que cruza el arroyo Itay, haciendo de un espacio insalubre y peligroso su morada habitual.

Producto de inhalación de la cola de zapatero al cabo de un tiempo comenzaron las rencillas, empujones y golpes entre sí. A medida que pasaba el tiempo y la inhalación de la cola de zapatero, también subía la belicosidad de estos niños y niñas pertenecientes al pueblo Mbya. También se formaron grupos para pelearse entre sí y alrededor de ellos se formaban círculos donde los menores gritaban y coreaban el nombre del luchador preferido.

Hablar de una situación lamentable es poco; mencionar la prostitución apenas ya impresiona; verlos inhalar la droga es solo rutina. Ahora se están convirtiendo en niños y niñas predispuestos a la violencia, incluida la pérdida de control de su mente ya seriamente dañada por la cola de zapatero.

Hace un par de meses, la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia organizó la salida de los niños del puente que pasa sobre el cauce del Itay y un camión los llevó hasta la ciudad de San Lorenzo, en donde fueron bajados con la prohibición de volver a Asunción.

Aprendieron muy bien la lección: saben que de día molestan a las autoridades, por eso se ocultan debajo de un puente por donde corren aguas fétidas. Por eso salen a la noche, en momentos en que las autoridades están durmiendo cómodamente. Sería interesante saber qué planes tienen Ricardo González, director general de gabinete de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia, o bien, Sonia Moreira, directora del Departamento del Buen Vivir de Pueblos Originarios.

¿Buen vivir originario? Lo más probable es que el ministro Carlos Zarate no tenga ni idea de lo que sucede cuando cae la noche en los alrededores del puente del arroyo Itay.

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