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Koki Ruiz se refirió al trabajo que encabezó con miras a la visita del Sumo Pontífice: el retablo hecho de coco, maíz y calabazas, construido en Misiones y montado recientemente en Ñu Guasu, donde el papa Francisco oficiará su misa central el próximo domingo.
La obra ya fue terminada y presentada oficialmente ayer. Se trata de un altar con una base de 40 metros y una altura de 20 metros. “Estos días no fueron fáciles, fue estar a 15 metros de altura, sobre hierros, colocando cosas tan pesadas”, manifestó en contacto con Canal 100. Ante la gran cantidad de comentarios positivos y expresiones de admiración, el artista quiso hacer extensivas las felicitaciones a todas las personas que trabajaron con él durante estos días. “Me emociona mucho y no me siento merecedor de tan lindas palabras; las acepto por la gente que cultiva la tierra, por quienes en todo momento se sacrificaron mucho por este altar”, manifestó.
Indicó que el esfuerzo fue titánico: “El escudo papal de 400 kilos... sostenido con una fuerza extraordinaria, en medio de la lluvia. Acepto (las felicitaciones) por aquellos que sí se merecen mucho más que yo, quienes me acompañaron y quienes con tanto cariño hicieron este trabajo”, expresó. Insistió en todo momento en que hay mucha gente involucrada en este proyecto detrás de él. “Hay personas que se sacrificaron y me acompañaron en este trabajo. Acepto estas lindas palabras por ellos; yo no las merezco”, manifestó.
Al comentar cómo surgió la idea de hacer un retablo a partir de frutos de la tierra, Koki Ruiz indicó que la intención fue abrir el taller artístico a toda la gente. “Que la gente pueda ir al taller y tocar, que la gente toque, que es lo que tanto nos gusta a los paraguayos, tocar lo que nos gusta; que la gente entre y toque y esa fue la experiencia de este altar”, refirió.
Comentó que el objetivo fue que la mayor cantidad de personas puedan ser parte del trabajo y fue así que se decidió ofrecer cocos para que todos los interesados pueda nfirmarlos, sabiendo que serán parte del altar para el Papa. “Queríamos que dejen sus nombres, sus mensajes en esos cocos; así se construyó ese altar, con el cariño de todos”, apuntó.
De esta manera, el artista señaló que además de miles de cocos, el altar en Ñu Guasu está hecho de “millones de cariños”. “Pareciera bendecido por miles de hombres se sumaron. Lo que más me maravilla es ver el altar y ver que todos que los cocos tienen un nombre y que tanta gente pregunta y quiere ser parte del altar, con sus nombres ahí dentro del altar”, refirió.
Sobre la resistencia de la obra, mencionó que se contó con una experiencia previa en 2014, ocasión en que se pensó en un trabajo que soporte las condiciones del tiempo. “Dijimos 'vamos a ver si aguanta la lluvia' y le pasamos barniz y aguantó la lluvia”, refirió. “Por eso estábamos tranquilos y teníamos la esperanza de que iba a aguantar bien los problemas climáticos de mucho sol o lluvias2, agregó.