El arte de convertir las proezas en oro puro

Recibido en simultáneo de ingeniero ambiental e industrial -con medalla de oro en ambas carreras-, Gregor López Moreira es un joven que desafía sus límites. Con un tercer título técnico y otra carrera en curso, también es cantante y activista vegetariano.

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Tiene 27 años, pero su currículum descifra honores que parecieran exceder los mismos. En noviembre pasado, recibió los títulos de ingeniero ambiental e industrial, carreras que siguió en simultáneo en la Universidad Católica. Los resultados no pudieron ser mejores: al recibirse con un promedio de 5 absoluto, recibió una medalla de oro en ambas especialidades. "Afortunadamente, como resultado de mi capacidad y dedicación, pude alcanzar esa distinción en ambas carreras", explica Gregor López Moreira, sobre su proeza.

Las virtudes intelectuales de Gregor no son recientes, ya en el colegio fue distinguido como mejor egresado, siendo de la promoción 2005 del Colegio Cristo Rey. "Hice Bachillerato Técnico en Administración de Negocios, lo que también me ayudó a optar por ingeniería industrial, y me sirvió de base para la carrera".

¿Cómo nace en él los deseos de seguir esas dos carreras a la vez? "Empecé en simultáneo las dos, pero en realidad yo no tenía pensado seguir ingeniería. De hecho, cuando empecé el Bachillerato, incluso tenía la idea de seguir Medicina. Recién, al terminar el Bachillerato -cuando me enteré que había una carrera de ingeniería ambiental, que fue mi vocación siempre-, empecé a leer y seguir esa carrera".

Su incursión hacia la ingeniería industrial nació luego de descubrir que, en la facultad, ambas carreras tenían un tronco académico común. "Representó una combinación muy interesante y la oportunidad que presentó la Católica por estar las dos carreras en la misma facultad y mismo departamento".

Para López Moreira, la mayor complicación de cursar ambas carreras a la vez fue la exigencia de asistencia de un 75%. "Tuve que tomar en gran parte materias con horarios superpuestos, era toda una negociación con profesores el poder entrar un poco más tarde, salir un poco más temprano. Uno pierde clases y eso implica después completar el contenido de todas formas, fuera de clase, además de todos los trabajos", comenta. En algunos semestres, llegaba a la facultad a las 7:00, y salía recién a las 19:30. "Prácticamente 12 horas del día, sin pausas, solo salía para el almuerzo", recuerda.

Tras cinco años y medio de estudio, en noviembre pasado presentó su tesis, que fue alabada por las mesas interventoras. "Como hice las carreras en simultáneo y ambas son compatibles, solicité la realización de una tesis conjunta, una tesis bastante larga y compleja que hice en forma multidisciplinaria", explica. El trabajo se compuso de dos subtesis donde la primera parte se volcaba al área ambiental. "Hice un diagnóstico de la situación actual del manejo de pilas y baterías descargadas en el país por los paraguayos e hice un relevamiento del estado actual de esta problemática, las importaciones que tenemos en el país de pilas; revisé reglamentaciones de pilas y baterías, y las iniciativas para manejar esas cuestiones".

En una segunda parte, mayormente volcada al área industrial, realizó un relevamiento -por medio de patentes industriales- sobre procesos que existen en el mundo para tratar esos residuos, además de distintas opciones de reciclaje. "Incluí estudios comparativos. Propuse recomendaciones para tratar en nuestro país el problema de pilas y baterías", agrega. El trabajo le tomó unos tres años de estudio e investigación, mientras empezaba a trabajar en el área de investigación de su facultad.

Los méritos de oro no le impiden continuar la ruta que él mismo se traza. Actualmente, termina el cuarto año de ingeniería civil, además de haber obtenido el título de programador de aplicaciones informáticas. "Es un título intermedio de la carrera de análisis de sistemas de la Universidad Católica; te otorgan al terminar los dos primeros años, lo hice al tiempo que iniciaba mi tesis", sostiene.

Actualmente, el doblemente ingeniero trabaja como investigador a medio tiempo en el Centro de Tecnología Apropiada de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad Católica.

Entre fines de 2004 e inicios de 2005, Gregor y parte de su familia- adoptaron una dieta vegetariana que -tiempo después- le hizo comprometerse a la difusión de ese estilo de vida. El compromiso le llegó en 2008, cuando -a través de las redes sociales- conoció a un grupo de jóvenes vegetarianos. "Empezamos a formar un grupo que se convirtió en lo que es hoy la Unión Vegetariana del Paraguay (UVPy), que es una asociación sin fines de lucro, cuyo único fin es promover condiciones más favorables para que nuevas personas interesadas en adoptar este estilo de alimentación puedan hacerlo sin mayores dificultades".

Gregor reconoce que, anteriormente, era muy difícil para cualquier persona optar por ese tipo de alimentación, situación que -a través de los años- ha cambiado. La decisión que lo encaminó hacia el vegetarianismo -explica- fue la empatía hacia otras especies animales y la preservación del medio ambiente. "La producción de carne es uno de los sectores que provoca una mayor proporción de deforestación, por la ganadería, y un alto porcentaje de la soja en nuestro país es otro causante, ya que son destinados a la alimentación de ganados de distintos tipos", sostiene.

La vida de Gregor no termina con sus logros académicos y el activismo vegetariano. Entre sus mayores pasiones guarda un lugar especial el amor por la música. El descubrimiento le llegó en tiempos de colegio, cuando participaba de coros de su colegio, con los cuales llegó a participar -y ganar- en intercolegiales. "Hice muchas amistades, participé de incontables intercolegiales y empecé a cantar con unos compañeros del coro, compañeros de promoción y uno más chico, y empezamos a conocernos musicalmente, a desarrollar el estilo vocal", reseña.

Fue así como formó Euterpians, un coro vocal conformado por seis integrantes. La formación incluye música vocal (a cappella) géneros como música paraguaya, latinoamericana, pop en inglés y en español, jazz, entre otros. "No nos limitamos a un solo género (...). El año pasado competimos en el Festival de Takuare'e y ganamos primer premio en la categoría de grupo. Tenemos ya cierta trayectoria dentro de lo que es el mercado nacional y vemos posibilidades de expandirnos y hacer conocer nuestra, ya a nivel internacional", anuncia. La agrupación, según cuenta, cerrará el año con un concierto, el 12 de diciembre próximo, desde las 21:30, en el Teatro Latino (Teniente Fariña casi Iturbe).

¿Cuál es el secreto de Gregor para cumplir metas personales? Según dice, la clave está en no desanimarse. "Los jóvenes tenemos que sentirnos capaces de hacer todo lo que nos propongamos y, por más de que a veces no nos salgan bien las cosas, no desanimarnos ni frustrarnos,, porque asumiendo nuevos desafíos podemos saber hasta dónde podemos llegar".

Es ahí cuando resalta la importancia de no sentirse limitado y ser capaces de asumir nuevos riegos. "No sentir de entrada que uno no va a ser capaz de hacer algo, por más que uno a veces tenga dudas de lo que va a poder llegar a lograr, no sentirse limitado y asumir el desafío. Entregarse por completo a lo que sea que uno haga para poder lograr los resultados".

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