"Disminuyen calidad de la democracia"

En un texto que se difundió en las redes sociales, Diego Zavala indica que Cartes, Lugo y los que apoyan la enmienda disminuyen la calidad de nuestra débil democracia, enervan los espíritus y distraen al país de la tarea más importante.

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Diego Zavala, ministro de Industria y Comercio bajo el gobierno de Federico Franco y poseedor de una maestría en leyes por la Universidad de Yale, analizó la manera en que el Senado aprobó la enmienda que habilitará a Horacio Cartes y Fernando Lugo para el rekutu, así como el daño que este acto causa al país.

A continuación publicamos el escrito in extenso: 

Las mayorías y la democracia

Tener la mayoría de votos en democracia no significa tener legitimidad o menos que el acto sea moral.

Para tener legitimidad en las decisiones en las democracias también se requiere cumplir con los procesos establecidos. Los procesos sirven para proteger a los individuos o a las minorías de mayorías ocasionalmente formadas por causa de pasiones o por causas de ciertos intereses particulares o de que, si se concretan, pueden llevar a cometer los hechos más atroces de los cuales aquellos que los apoyaron en su momento pueden arrepentirse.

Bajo el pretexto de la mayoría y para traer un ejemplo al análisis, cualquier persona puede señalar la casa de Pedro, la industria forjada por Juan o la despensa de María, como sujeto de expropiación, porque “… es de interés del pueblo …” o porque “… conviene al interés común …”.

Basta reunir una mayoría circunstancial, en un trámite simple y expeditivo, en un lugar cualquiera, a espaldas de la opinión pública, se reúne una mayoría de legisladores para despojar a esa persona de sus bienes, de los ahorros de toda su vida.

En cambio, bajo un Estado de Derecho deben aplicarse los reglamentos, que obligan a que el proyecto de ley sea puesto en conocimiento de la ciudadanía, que vayan a varias comisiones del Legislativo (según el tema) y que, luego de ser estudiados y con el visto bueno de dichas comisiones, sean puestos en conocimiento de todos los legisladores con suficiente tiempo, para que puedan debatir en el recinto parlamentario y con tiempo suficiente que les permita también consultar con sus representados y, más importante, que la prensa pueda exponer ante la opinión pública el debate que se da en el recinto legislativo, puesto que al final ellos serán quienes serán afectados por las decisiones de sus representantes.

Es por ello que el proceso es tan importante, puesto que permite que los actos del Estado, que pueden afectar nuestra vida, libertad o bienes, puedan ser debatidos, controlados, contrarrestados y puestos a la luz de la opinión pública. El proceso, al pasar por los distintos estadios anteriormente señalados, además de ambas cámaras del Congreso, permite que las pasiones de las mayorías sean controladas, que los individuos o las minorías puedan tener protección de los desmanes de las mayorías temporales. Luego el propio Presidente o el Poder Judicial pueden controlar los actos del Legislativo si fueren ilegítimos, amparados a las normas del proceso.

Aquí radica la esencia misma de la democracia en un sistema republicano. El proceso hace que todos intervengan al amparo de las instituciones, que se controlen unos a otros, y que luego de los trámites establecidos bajo el proceso (que termina en una votación), permite su aplicación con el menor trauma posible.

Recordemos que las ideas políticas más puras, llevadas por líderes sin escrúpulos que fascinaban a las mayorías, permitieron los crímenes más atroces. Tomemos el caso de la Alemania Nazi y sus crímenes contra las minorías, o la Rusia Stalinista que apagó la vida de millones de personas en los miserables Gulags. Ninguna de estas minorías o de los individuos tuvo voces que se levantaran en su defensa, procesos que les permitieron defensa y que la ciudadanía concurriese en su auxilio, mediante el diálogo y el disenso. Todos fueron ahogados bajo la orgía histérica de las mayorías.

La ciudadanía siempre debe estar alerta ante una realidad que se repitió a lo largo de la historia y en todas las civilizaciones: puede ser un acto ilegítimo menor como privar de su propiedad a alguien o crímenes mayores como privar del oxígeno de la libertad a otros, o peor, permitir crímenes atroces de lesa humanidad. Detrás de un acto ilegítimo (como el ejemplo de la expropiación de la casa de Juan) SIEMPRE habrá un beneficiado, sea porque comprará a precio vil la casa o porque obtendrá algún privilegio bajo una excusa barata.

Siempre alguien es beneficiado con cualquier acto del Estado.

Por ello que no se engañen los beneficiarios de este acto ilegítimo (el Presidente Cartes y el Senador Lugo), o aquellos que hoy apoyan la enmienda a tambor batiente. Están disminuyendo la calidad de nuestra débil democracia, enervando los espíritus y distrayendo al país de la tarea más importante, que es el construir en el disenso y la tolerancia, incluyendo a todos en la construcción de nuestro futuro.

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